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Alberto López Sánchez, un joven de 22 años natural de Antequera, ha tenido la mejor nota de todo el país en el examen para Enfermeros ... Internos Residentes. Graduado por la Universidad de Málaga, Alberto ya fue premio extraordinario en su facultad, con una nota media de 9,38. Se muestra contento con este magnífico resultado, aunque también algo sorprendido, pues dice que nunca esperaba ser el número 1 en España.
Al examen, el pasado 27 de marzo, se presentaron 6.373 candidatos para las 1.683 plazas que hay en las siete especialidades de Enfermería (Obstétrico-ginecológica, Salud Mental, Trabajo, Geriátrica, Pediátrica, Familiar y Comunitaria y Médico-quirúrgica). En su caso elegirá la especialidad de Obstetricia-ginecología en el Materno-Infantil de Málaga. Serán dos años de residencia para alcanzar la especialización, que comienza el próximo julio. Como en el caso del MIR de los médicos, el Enfermero Interno Residente es el sistema a través del cual los enfermeros españoles acceden a la formación especializada tras superar sus estudios básicos generalistas.
Alberto se ha preparado el examen en la academia IFSES. Comenzó en marzo del año pasado, y por la pandemia las clases fueron a distancia. Aunque al principio fue algo complicado adaptarse a la formación 'online', después se fue adaptando a esta situación. «Tenía más tiempo para estudiar, estábamos confinados y todo el tiempo lo dedicaba a la preparación. Lo malo es que el día de descanso que tenía a la semana tampoco podías despejarte», dice.
De las 175 preguntas tipos test que le pusieron en el examen, él contestó bien 128. Ser el mejor de España es algo que «no esperaba», sobre todo porque fue un examen «muy complicado, con preguntas muy específicas, algunas fuera del temario que habíamos visto en la academia». En su caso, dice que le ayudó también haber leído mucho sobre diferentes materias. Respecto a este sistema para el acceso a la formación especializada, considera que es un buen método, aunque discrepa sobre la manera en la que está enfocada la prueba, «con un nivel de dificultad muy alto».
En este año de pandemia le han llegado ofertas de trabajo, pero él ha preferido dedicarse por completo a los estudios. «Decidí no trabajar, porque tenía claro que quería sacar la especialidad, aposté todo para sacar el examen», afirma. Alberto ha recibido llamadas de felicitación del Ministerio de Sanidad, de la Universidad, de amigos y compañeros y de sus antiguos profesores del instituto. Y sus padres, como es lógico, están «muy orgullosos» por el resultado del esfuerzo que ha realizado durante la carrera y ahora en este último año de preparación para el EIR.
Como número 1 en el examen, Alberto podrá elegir el destino que quiera. En su caso lo tiene claro: el Hospital Materno-Infantil de Málaga y en la especialidad de Obstetricia-ginecología, lo que se conoce como matrón/matrona. Ya ha tenido prácticas en un paritorio, aunque aclara que esta especialidad tiene otros componentes que le parecen también muy interesantes, como la educación para la salud, la educación maternal o la planificación familiar. De su etapa de estudiante, lo que más le gustó fue las prácticas en el paritorio, sobre todo por «hacer sentir segura a la mujer» en esos momentos tan importantes.
Alberto sabía que quería ser matrona antes incluso de estudiar Enfermería. De hecho, asegura que la carrera fue el medio para llegar a su objetivo, aunque al final la carrera «me ha encantado». De su paso por la facultad tiene un gran recuerdo, dice que la Universidad «me ha aportado mucho, he crecido en el aspecto profesional, pero también en el personal», que ha tenido excelentes profesores y que la formación tanto teórica como práctica que ha recibido ha sido excelente.
A los jóvenes que están a un paso de entrar a la universidad aconseja que «no tengan miedo» en elegir una profesión que, como la suya, se asocia a las mujeres. Que no les preocupe equivocarse, pues «son jóvenes y hay tiempo de rectificar» y aconseja que se aprovechen los recursos y se disfrute de la etapa universitaria.
Sobre el papel del hombre en la Enfermería, Alberto cree que en los últimos años la sociedad española ha avanzado bastante en términos de igualdad y en una profesión tan feminizada el hombre también se ha abierto un hueco. «Antes se veía como una profesión de mujeres, y estoy contento de que vaya evolucionando y que el hombre tenga un hueco dentro de la profesión, al igual que ha ocurrido con la mujer en el caso de la Medicina». Y considera que en la Enfermería «el hombre y la mujer aportamos lo mismo, no hay diferencia ninguna». En su caso, no tiene inconveniente en que se considere una profesión de mujeres y se muestra orgulloso de todo lo que las mujeres han aportado al oficio.
Aunque no hay referentes familiares en profesiones sanitarias, él se decidió en segundo de Bachillerato por Enfermería. Su padre, Rafael, es músico en la Escuela Municipal de Antequera. Su madre, Patrocinio, es ama de casa. Tiene una hermana, Rocío, que ha terminado Biología.
Alberto estudió en el IES Pedro Espinosa de Antequera. «No tenía muy claro a qué dedicarme, porque en el instituto tampoco es que te orienten bien hacia una carrera o profesión. Pero cuando empecé mis estudios en la Facultad de Ciencias de la Salud de la UMA me gustó mucho, cada año más, sobre todo por las prácticas, el día a día con los pacientes», señala. Casi todas las asignaturas se le han dado muy bien, aunque las teóricas «me han costado un poco más». Aún así terminó con el mejor expediente de su promoción, un 9,38 de media. Esto le valió el reconocimiento del Colegio de Enfermería de Málaga, que otorgó un diploma y una insignia a los tres mejores alumnos de la promoción.
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