Francisco Gutiérrez
Martes, 7 de febrero 2017, 00:47
La inestabilidad laboral también ha llegado a la Universidad de Málaga. Entre 2012 y 2015, cuatro años, la UMA ha perdido un centenar de profesores funcionarios, catedráticos y titulares. En cambio, se han incrementado los docentes con contratos laborales, asociados y, sobre todo, sustitutos interinos, de tal manera que el número de contratados laborales, 1.168, casi iguala al del profesorado funcionario, 1.174, según datos de la Secretaría General al finalizar 2015. En cambio, el número de estudiantes se ha mantenido en todos estos años por encima de los 35.000, una cifra que ha oscilado entre los 37.217 del curso 2012/13 y los 36.075 del 2015/16.
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La responsable de esta importante pérdida de profesorado funcionario ha sido la denominada tasa de reposición que impuso el Gobierno en 2010. Durante ese año, y los dos siguientes, sólo permitió la contratación de uno por cada diez empleados públicos en educación y sanidad (nuevos puestos para cubrir bajas por jubilaciones, muertes, renuncias o pérdida de la condición de funcionario). En 2015 la tasa de reposición se fijó en el 50 por ciento para docentes. Y ya el año pasado se permitió que la oferta pública alcanzara el total de bajas, es decir, la tasa de reposición del 100 por cien. De esta manera, en 2015 la UMA sólo pudo sacar a concurso 15 plazas y en 2016 la cifra se elevó a 34, ya con el 100 por cien de tasa de reposición.
Más necesidades docentes
«La tasa de reposición nos está haciendo mucho daño», ha indicado José Ángel Narváez. Los Presupuestos Generales del Estado de este 2017 aún no están aprobados, y es en ellos donde el Gobierno decidirá si se mantiene la tasa de reposición, aunque la reciente conferencia de presidente ya acordó su retirada, lo que permitiría contratar, al menos en educación y sanidad, por encima de las bajas previstas.
Para el rector de la UMA, el problema de las plantillas «necesita un tratamiento urgente». Además, indica que esto se ha producido en un momento muy delicado, en el que se estaba consolidando el Espacio Europeo de Educación Superior, el conocido plan Bolonia, que ha obligado a las universidades a mayores inversiones en docencia. Por ejemplo, ha obligado a desdoblar grupos, porque no se permite la masificación en las aulas, y ha introducido una mayor oferta de asignaturas, por lo que se necesitan más profesores para atender a un mismo número de alumnos.
En estos cuatro años, con tasa de reposición de efectivos, la UMA ha perdido en total a un centenar de profesores funcionarios, 24 catedráticos y 24 titulares de universidad. Y, respecto a los que provienen de las antiguas escuelas universitarias, han sido 7 catedráticos y 45 titulares menos en este mismo periodo, consecuencia de las jubilaciones.
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Las necesidades de docencia han sido cubiertas por personal laboral. La figura que más ha crecido ha sido la de sustituto interino. La ley de Universidades contempla este tipo de contratos en régimen laboral para realizar la función docente de aquellos profesores que causen baja con derecho a reserva del puesto de trabajo o bien de los que vean aminorada su dedicación docente (por ejemplo, mientras ejercen cargos de representación). Asimismo, se podrá contratar sustitutos interinos para cubrir temporalmente un puesto de trabajo durante el proceso de selección o promoción para su cobertura definitiva. En estos cuatro años, el número de sustitutos interinos ha pasado de 84 en 2012 a 171 en 2015, con un incremento de 87 profesores en esta categoría.
También se ha incrementado el número de contratados doctores, de 205 a 264. Son 58 profesores más con contrato laboral indefinido. Muchos de ellos están acreditados para acceder a una plaza de titular (funcionario) pero la tasa de reposición ha frenado este ascenso de categoría. Los asociados (es decir, profesionales que ejercen su actividad fuera del ámbito académico universitario y aportan su experiencia profesional) también han crecido, pasando de 437 a 452 en estos cuatro años.
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En cambio, los ayudantes doctores solo han sido tres más, de 59 a 62, en este periodo. Esta es precisamente la figura que el rector quiere incentivar, ya que considera el inicio de la carrera docente universitaria. En este caso, tienen que ser doctores que hayan estado al menos dos años trabajando fuera de la UMA y a los que se puede contratar por un periodo de cuatro años. Además, tienen que tener informes favorables de la ANECA, la agencia que acredita la excelencia docente e investigadora, algo que no se exige a los asociados.
Figura «perversa»
Para el rector, la de profesor sustituto interino es una figura «perversa» para la Universidad, por cuanto son contratados para impartir docencia «en una situación absolutamente precaria y con un sueldo que no se corresponde con la función que están realizando. Lo primero que tengo que hacer añade es agradecer a este colectivo el esfuerzo que están haciendo para mantener una docencia de calidad; trabajan mucho y bien, y tenemos que estar orgullosos, pero es cierto que ese esfuerzo y ese trabajo no están compensados y como universidad pública tenemos que reconocerlo; no podemos mantener a profesores en esa situación».
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