Vuelve la rotación amplia

Ver el baloncesto español como campeón del mundo, a nuestra Liga reconocida como la mejor después de la NBA o contar con equipos que podrían tutear a algunos de la competición americana no es una carambola del destino, sino el fruto de un extraordinario trabajo ... técnico, deportivo y de gestión. Lamentablemente, esta transformación planetaria se llevó por delante principios que parecían esenciales, como la igualdad de condiciones entre los competidores. Parece una obviedad decir que las dos canastas están a la misma altura o que ambos equipos disponen del mismo tiempo para resolver sus posesiones. Sin embargo, el Unicaja estaba llamado ayer a disputar su tercer partido en cinco días, un tiempo que su adversario empleó para descansar y preparar el encuentro, mientras el cuadro malagueño se movía por Europa en aviones, autocares y trenes. Tales premisas suponían una preocupación en el entorno del Unicaja, que aumentó en el comienzo del partido por las dificultades defensivas cerca de su canasta. En cuanto a la superioridad de los hombres altos se sumó la anotación de Robertson, los visitantes se adelantaron con ataques largos. En el segundo cuarto, la confrontación de suplentes permitió acercarse al Unicaja, aunque no consiguió frenar a Birutis con ninguno de sus tres defensores diferentes, pero se quedó a un solo punto jugando sin pívot cuando se sentó el lituano.