Voto de confianza del Consejo de Administración a Luis Casimiro y a la plantilla

La intranquilidad es máxima en el entorno del equipo malagueño, con una afición desencantada y, al mismo tiempo, preocupada por la deriva deportiva del proyecto, que va a menos con el paso de las temporadas y se ve superado en resultados y ambición por otros que eran menos pudientes.

Pese a que hubo algunos voces discordantes en la reunión del Consejo, finalmente, la mayoría optó por la continuidad. En la cita salieron nombres propuestos para reforzar el juego interior del equipo, como el ofrecimiento del norteamericano Jacob Wiley con el contrato suspendido en el Herbalife Gran Canaria, pero se considera que no responde del todo al perfil deseado y de momento todo seguirá igual a la espera de una reacción.

Hay que recordar que el Consejo de Administración tenía previsto ya reunirse en estas fechas, de manera que tampoco hay que interpretar esta cita como un cónclave extraordinario al modo de gabinete de crisis. Sus componentes son el presidente del club, Eduardo García; el vicepresidente, Juan José Navarro; el secretario, Isidro Rubiales; y los vocales Emilio Mejía, Sergio Corral (director general de la Fundación Bancaria), Isabel Fernández, Paco Alonso (padre del integrante de la plantilla Francis Alonso) y Fernando Ríos.

El principal argumento a favor de a continuidad es que el Unicaja está vivo en todos sus frentes y con margen para reponerse. Por un lado, participará a mediados de febrero (del 11 al 14) en la Copa del Rey, aunque sin ser cabeza de serie y siendo el último en lograrlo y después de que un cambio en el primer criterio para resolver el cupo, el del porcentaje de victorias (no el total) adoptado por los clubes debido a la pandemia, dejara en suspense qué hubiera sucedido con el anterior método (pues UCAM Murcia, MoraBanc Andorra y el BAXI Manresa no jugaron todos sus partidos).

Por otro, al ser octavo en la Liga ACB mantiene intactas sus esperanzas de jugar los 'play-off' por el título, aunque de seguir su senda actual se le puede complicar mucho. Y, finalmente, conserva opciones de acceder a los cuartos de final en la Eurocup, el torneo más importante en la medida en que es el camino para regresar a la Euroliga (se llega a la final y el Valencia no está entre los ocho mejores de la Euroliga o, en este último caso, si es campeón). Perdió ante el Joventut por nueve puntos (86-95) y le quedan cinco jornadas de Top-16, en el que se clasifican los dos primeros de su grupo. Lo normal es pensar que necesitará cuatro triunfos en las cinco jornadas restantes.

También la plaga de lesiones, presente gran parte del curso, descarga de culpa en parte al cuerpo técnico y jugadores, con Alberto Díaz y Bouteille cerca de regresar, pero Mekel, Suárez y Milosavljevic lejos de ello. En todo caso, el equipo no gana en casa desde el 9 de diciembre, cuando derrotó al Brescia en la Eurocup, y en las dos próximas citas, la de este sábado en Manresa en la ACB (18.00 horas, Movistar Deportes) y la del martes en Mónaco en la Eurocup (18.30, DAZN) se antojan clave para poder reconducir la crisis.

Hay otros elementos que considerar. La ausencia de público en el Carpena evita que el entrenador, sobre todo, y la plantilla se libren de críticas y abucheos, pero también impide que el factor cancha juegue a favor del equipo para ejercer una presión sobre los rivales. Por último, el club, con el presupuesto más bajo del siglo, tampoco está para grandes dispendios, aunque podría tener margen para 'cortar' a un pívot y fichar a otro cara a tratar de resolver el mayor desequilibrio estructural de la plantilla.