A veces las cosas tienen que empeorar antes de mejorar

La idea de que «a veces las cosas tienen que empeorar antes de mejorar» es una reflexión que puede aplicarse en múltiples aspectos de la vida, desde estados personales, sociales y también deportivos. Este concepto, aunque pueda parecer pesimista a primera vista, encierra una verdad profunda sobre cómo debemos afrontar un necesario proceso de cambio. De como ponernos a prueba ante la adversidad y los riesgos que debemos saber asumir cuando las cosas no van como quisiéramos si realmente queremos acometer con ciertas garantías dicho proceso de mejora.

El cambio, por su propia naturaleza, a menudo implica una fase de choque. Antes de que algo nuevo y mejor pueda surgir, lo viejo y lo que no funciona debe ser desmantelado, y este proceso no siempre es fácil ni placentero, requiere tener las ideas claras y tomar decisiones difíciles que exigen templanza, determinación y valentía .

En la vida personal, muchas veces los momentos de crisis o dificultad son el inicio de una mejora significativa. A nivel deportivo, los períodos de turbulencia preceden a reformas importantes y necesarias. La historia está llena de ejemplos donde los momentos de mayor tensión y conflicto han dado paso bien a iniciativas precipitadas fruto de una mala gestión de la frustración o a eras de progreso y nuevos éxitos.

Y esto nos devuelve y sitúa inevitablemente ante el reto que tuvo que enfrentar el club tras vivir y tener que superar la peor temporada de su historia, en la no tan lejana 2021/22, en la que llegó a preocupar incluso y en algún momento la amenaza matemática del descenso a la liga LEB, viniendo ya de un periodo anterior de resultados mediocres y de falta de atención del aficionado.

Todo esto creo que nos puede situar y ayudar a entender mejor como influyeron las malas circunstancias deportivas que atravesaba el Unicaja a las difíciles decisiones que había que tomar si se querían buscar las pertinentes soluciones, que comenzaban, cómo no, por una inevitable renovación de la plantilla. En primer lugar se produjo una decidida apuesta por la continuidad del entrenador, Ibon Navarro, todo un acierto constatado a día de hoy, pero que en aquellos tiempos, no podemos olvidar, también despertaba dudas. Y para continuar, se emprendió un cambio drástico de rumbo en la filosofía de la composición del 'roster' que andaba por entonces integrado en gran medida y con gran peso dentro del equipo por jugadores nacionales, con la dificultad añadida que entre ellos había una importante representación de la cantera, para acabar incorporando hasta nueve jugadores de diferentes procedencias deportivas y casi todos norteamericanos.

Valentía que tuvo su premio y que trajo consigo, tras un sorprendente corto periodo de adaptación y un alto y casi inmediato rendimiento colectivo (lo que no es muy habitual), que el Unicaja comenzará a recorrer en estas dos ultimas temporadas un viaje emocionante y apasionante tanto en la cancha como fuera de ella. Desde el punto de vista deportivo, el equipo ha logrado títulos importantísimos e hitos significativos, mientras que en el ámbito social la afición ha disfrutado mucho del juego y demostrado su apoyo inquebrantable, a la vez que se han recuperado afectos y tenido un impacto innegable en la ciudad.

En el deporte como en la vida no podemos olvidarnos de donde venimos si queremos valorar y disfrutar en su justa medida de lo conseguido, y para poder mirar con optimismo el futuro. El modelo de «crisis como oportunidad» que sugiere que las personas y las sociedades tienden a funcionar mejor cuando se enfrentan a desafíos que les obligan a adaptarse y evolucionar, sabiendo que son a menudo el preludio de un cambio positivo.