Unicaja-Tenerife: el primer precedente acabó en empate...

El Unicaja y el Lenovo Tenerife se han enfrentado en 43 ocasiones, con 27 triunfos malagueños, 15 canarios y esa igualada tan anómala de 1981, un resultado que entonces estaba permitido, pero que luego ya pasó a resolverse con las prórrogas.

El Caja de Ronda llegó a ese encuentro después de haber ganado en la pista del Estudiantes en su estreno en Primera División, así que la ilusión era máxima alrededor del equipo dirigido entonces por Ramón Guardiola, que a la temporada siguiente renunció como entrenador por un problema cardiaco y pasó a ser director técnico.

Hubo más detalles curiosos alrededor de aquel partido, pues fue el estreno también de Ciudad Jardín en la máxima categoría. El pabellón se había visto afectado por unas inundaciones que dañaron gravemente el parqué, por lo que el Caja de Ronda tuvo que jugar la temporada anterior en el pabellón de Tiro de Pichón. Las reformas oportunas llegaron con el tiempo justo, de hecho la noche antes del partido contra el Canarias, algunos empleados de la Federación estaban pintando las líneas reglamentarias a un suelo de goma que se había elegido. «Nuestra idea era entrenar al menos el día antes», explica Rafa Pozo, miembro de aquella plantilla. «Pero llegamos y no fue posible porque la pista no estaba pintada. Entre los que estaban ultimando los detalles estaba el genial Antonio Guadamuro, entonces directivo de la Federación», cuenta el jugador malagueño. Pozo era uno de los jugadores 'locales' de aquel Caja de Ronda, entre los que también se encontraban Paco Alonso, Salva Gallar, Ferrer y Logroño. El fichaje estelar fue Miguel López Abril, un internacional que había jugando en el Barcelona, y el grupo de foráneos se completaba con Navarro, Luis Mari Prada y Ron Charles, que era el americano del equipo.

Pero en este partido tan peculiar no habían terminado las incidencias. López Abril se lesionó al minuto de empezar, según recogió SUR en su crónica. Guardiola le entregó el mando del partido a Paco Alonso, que anotó la friolera de 32 puntos, un registro altísimo teniendo en cuenta que no había todavía línea de tres puntos y que el propio Alonso recuerda así. «Me acuerdo perfectamente porque era mi debut en Primera División. Ramón me dijo que jugase de base y metí más de treinta, no me acuerdo exactamente. Fue muy emocionante porque el Canarias, además, tenía un equipazo con gente como Ricardo Bethencourt, Carmelo Cabrera, que había jugado en el Real Madrid, y un americano muy bueno como Larry McNeil». Este último, fue el máximo anotador de la Liga esa temporada con 34 puntos de media, sin línea de tres... Ese día en Málaga se quedó 'solo' en 23.

También jugó aquel encuentro Salva Gallar, que luego se convertiría en el recambio de López Abril en el puesto de base. «Guardiola no confiaba mucho en nosotros y ese día optó por Paco como base, luego entendió que yo podía dirigir bien. Paco era un sensacional anotador y yo hacía jugar al equipo. ¡Aprovecho para reivindicarme cuarenta años después!, recuerda el exjugador malagueño entre risas. «Mientras yo estuve en el equipo nos mantuvimos en Primera y la ACB; luego descendimos...», apostilla entre bromas.

Los empates se eliminaron en el baloncesto a la siguiente temporada, por lo que aquel 84-84 forma ya parte de la historia del Unicaja y el Lenovo Tenerife que el próximo viernes se miden por un puesto en las semifinales de la Copa.