El Unicaja, como otros clubes profesionales, se enfrenta a lo desconocido. Nunca antes se vivió una situación tan anómala como la que se está registrando hoy en día. No es un escenario de guerra, pero casi. El coronavirus es un enemigo común que ha paralizado el mundo poco a poco. Por lo que respecta al baloncesto y club de Los Guindos, el principal problema es el parón el competitivo, la reducción de ingresos y la paralización total de su plantilla, que está confinada en sus hogares.
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Tras unos primeros días de 'tanteo' y tras conocer que la Liga Endesa está aplazada hasta el 24 de abril, el club solicitó a su abogado, Juan Medina, y al nuevo gerente, Francisco Sáez, que elaborasen un informe económico con previsiones de futuro según distintos escenarios.
El consejo de administración abordará el asunto en los próximos días y tomará una decisión. Las alternativas que se barajan son varias y de diferente calado. Cobra fuerza la posibilidad de implantar la jornada reducida, lo que rebajaría los salarios e incluso podría ser activada sólo para los profesionales que más cobran en el club; es decir, los jugadores. Conviene tener esto último en cuenta porque cuando se habla del Unicaja sólo se piensa en los jugadores, pero el club también cuenta con un importante número de empleados en sus oficinas que son vitales para el día a día de la entidad.
También se valora un 'prorrateo' de los sueldos, que los jugadores cobren en un mes más, que es lo que se puede alargar la temporada, lo que iban a percibir con normalidad. Esto implicaría en consentimiento de los jugadores y sus agentes y obligaría a una negociación general, que lo complicaría todo.
La opción de un ERTE es por la que están optando miles de empresas en España. Sin embargo, el Unicaja tiene un gran respaldo económico (Unicaja Banco y Fundación Bancaria) y sería llamativo que se decantase por esta herramienta legal que está justificada por causas de fuerza mayor como la actual. De momento, ninguna de las empresas dependientes de estas dos entidades ha optado por un ERTE, según confirmaron a SUR ayer fuentes sindicales.
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Como ya se explicó días atrás, un Expediente de Regulación de Empleo temporal puede provocar que los clubes pierdan ciertos derechos sobre los jugadores y que incluso estos lo usen para romper los contratos y quedar libres, dejando a los clubes sin opciones como cláusulas o derecho de tanteo, pero esto afecta más a los que sólo tienen una temporada de contrato, que en el Unicaja son pocos (Elegar, Toupane y Josh Adams, Mekel y Simonovic).
Como es lógico, el informe en el que trabajan Juan Medina y Francisco Sáez no se centra sólo en asuntos laborales, sino que evalúa también el impacto económico de esta crisis tan desconocida en la economía del club, pero no sólo para esta temporada, sino para las próximas. Además, se decidirá qué hacer con los jugadores, pues son varios los que quieren volver a sus países.
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