La gran gesta del Unicaja ya es mayor de edad

Con la mejor plantilla de su historia, un grupo irrepetible, el conjunto malagueño dominó por completo la Liga ACB y se impuso de forma inapelable al Tau Cerámica en la final por 3-0. La efeméride llega ahora poco después de que el Unicaja se quedase a las puertas de la final liguera tras caer en el quinto encuentro ante el UCAM Murcia. Ha sido una gran ocasión perdida, pero la trayectoria reciente constata que, como entonces, el actual Unicaja también está en disposición de competir por lo máximo. Es cuestión de tiempo.

Dieciocho años después, algunos de los protagonistas del hito del título de Liga recuerdan para SUR como fue aquella temporada, un play-off durísimo, especialmente ante el Joventut, y la revancha contra un Baskonia de un nivel increíble y que años antes, en 2002, impidió el título cajista.

Sin embargo, aquel Unicaja era distinto. Era un grupo formado por líderes dentro y fuera de la pista perfectamente dirigido por Sergio Scariolo. Seguramente aquel equipo estaba capacitado para haber alcanzado la Final Four de la Euroliga, como desliza el argentino Pepe Sánchez a SUR desde Miami. «Recuerdo de aquella Liga y aquel equipo; a todos. Teníamos claro cuál era nuestro rol. Creo que fue la mejor plantilla de los tres años que estuve en Málaga. Era un equipo que tenía clara cuál era su misión. Nos quedamos un poco cortos en la Euroliga, pero la Liga la dominamos de principio a fin, como se demostró en la final con aquel 3-0. Volver a Málaga a festejarlo fue una sensación hermosa por haber hecho el trabajo y haber puesto al Unicaja en la historia», afirma Sánchez, uno de los pilares y líderes de aquella plantilla.

Precisamente el carácter de aquel vestuario fue una de las claves del éxito del proyecto, que un año antes había ganado la Copa en Zaragoza. Sergio Scariolo suele recordar la dureza aquel grupo repleto de jugadores de gran personalidad y mando. «Aquel equipo tenía una fe inmensa en sí mismo que le permitió superar a adversarios más pudientes y con mucha disponibilidad de medios y tradición más profunda de presencia en finales».

Scariolo fue uno de los grandes protagonistas de la final contra el Baskonia. Para el libro de anécdotas dejó un tiempo muerto a falta de cinco segundos para el final que desató las iras de los jugadores del TAU y que ahora el italiano saca a la palestra para poner como ejemplo la dureza del rival. «Recuerdo la manera dura de Pablo (Prigioni) de aceptar la derrota con aquel tiempo muerto famoso con el que yo sólo quería asegurar un triunfo que era único y fantástico en la historia del club. Luego, con la perspectiva, del rival, habría podido ahorrármelo, pero, era sólo por si acaso... Eso te da una idea de la dimensión del rival que teníamos delante y cuánto le importaba ganar. Fue una fantástica experiencia, un momento irrepetible, bueno, irrepetible no sé. De momento los recuerdos están ahí», rememora el actual seleccionador nacional.

Un ejemplo de la gran capacidad competitiva de aquel Unicaja campeón de Liga en 2006 era Marcus Brown, uno de los mejores jugadores de la historia del club. El estadounidense, ahora entrenador en Estados Unidos en el instituto de West Memphis. El malagueño Berni Rodríguez desvela por primera vez una situación que sucedió lejos de los focos, en la intimidad del vestuario antes de saltar a la pista y que refleja esa mentalidad ganadora que tenía Brown. «En la previa del tercer partido de la final, cuando ganamos, le pregunté a Marcus Brown antes de salir que cómo estaba y me dijo: 'Berni, necesito ver a mi princesa'. La temporada había sido larga y estaba ya cansado, y añadió: 'No va a haber más partidos. Este es el último. Ganamos la final y me voy a mi casa'. Tengo aquello metido en la cabeza. Si un jugador como Marcus Brown te dice eso, es que resolvíamos ese día. Efectivamente ganamos el tercer partido y fuimos campeones», cuenta el malagueño.

Antes de llegar a la final contra el TAU, el Unicaja se impuso en cuartos al Estudiantes, en el que jugaban Sergio Rodríguez y Carlos Jiménez, y luego al Joventut. El duelo ante el conjunto verdinegro estuvo marcado por la tensión y los choques entre el ya fallecido Robert Archibald y Daniel Santiago. Precisamente el pívot puertorriqueño también quiso participar en esta mayoría de edad del título del Unicaja, además con recuerdos muy especiales: «Fue un año difícil para nosotros y aguantamos con nuestra afición. Tengo el uniforme firmado por todos los compañeros que participaron en aquel campeonato y el balón de la noche que ganamos al Tau en aquel tercer partido. Hicimos historia para Málaga. Recuerdo aquel recibimiento de los aficionados. Son unos recuerdos lindos y siempre los tendré en el corazón. ¡Gracias Málaga por todo!», afirma Daniel Santiago en un vídeo que envió a SUR y que se puede ver en las redes sociales.

Sin duda, además del gran baloncesto que desplegó aquella plantilla y la imagen del título en la pista del TAU, la conquista de la Liga dejó una impresionante explosión de alegría de los aficionados, que llenaron las calles de la ciudad al término del tercer partidos y en el día posterior con la celebración junto al equipo. Fueron momentos de gran emoción. El Unicaja había ganado antes la Korac y la Copa del Rey, pero la conquista de la Liga desbordó toda las previsiones. Incluso títulos posteriores como la Copa de 2023 o la Champions no contaron con aquel respaldo social, tal y como recuerda Carlos Cabezas. «Ganamos una pedazo de final y nos tomamos la revancha del TAU, que entonces era nuestra oveja negra en aquellos tiempos. Tuvimos una minicelebración en la pista en Vitoria, que no fue fácil, porque nos cayó algún huevo y tal... Pero recuerdo, sobre todo, la llegada a Málaga, los bomberos esperando al avión en la pista del aeropuerto, cientos de personas en los aledaños, el autobús descapotable... Fue algo inolvidable».

La alegría de aquella gesta copa los recuerdos de los protagonistas que la hicieron posible, pero también la memoria de los aficionados al baloncesto en Málaga. Lo mejor de todo es que 18 años después, la sensación de que podría repetirse no parece tan lejana...