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Una jugada del encuentro.

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Una jugada del encuentro. Efe

La Euroliga se desinfla en Moscú para el Unicaja (68-66)

El Unicaja gestiona de forma deficiente una renta de seis puntos a 1:30 del final y pierde por un palmeo en el último segundo ante el Khimki (68-66)

Viernes, 2 de febrero 2018

El principal objetivo del Unicaja ayer en Moscú era tratar de tapar el gran vacío que deja Nedovic en su juego. Lo consiguió durante 38:30 minutos, pero cuando llegó la hora de la verdad, en el momento en el que se decidía el partido, cuando rozaba la victoria, buscó al serbio y no estaba. El equipo malagueño regaló la victoria al Khimki después de una pésima gestión del último minuto y medio, al que llegó ganando por seis puntos. Claudicó también después de una calamitosa defensa en la acción que decidió el choque, un palmeo en el último segundo. El problema es que no es la primera vez que le pasa esta temporada. Le sucedió contra el Zalgiris, también frente al Brose Baskets, incluso ante el CSKA y, más recientemente, contra el Baskonia.

Khimki

Jenkins (7), Shved (22), Anderson (11), Gill (7), Thomas (4) -cinco inicial-, Honeycutt (11), Vialtsev (-), Markovic (2), Monia (4), Todorovic (-) y Zaytsev (-).

68

-

66

Unicaja

McCallum (10), Salin (9), Milosavljevic (6), Suárez (5), Augustine (8) -cinco inicial-, Díaz (-), Díez (-), Soluade (5), Waczynski (16) y Shermadini (7).

  • parciales. 9-11; 22-28; 18-16 y 19-11.

  • árbitros. Radovic (Croacia), Rocha (Portugal) y Rossi (Italia). Eliminaron por cinco faltas personales al visitante Milosavljevic.

  • incidencias. Partido de la vigésima primera jornada de la Euroliga, disputado en el Arena Mytishchi de Moscú ante 6.624 espectadores.

Y si suman todas estas derrotas por uno, dos, tres o cinco puntos, el resultado es que el Unicaja podía estar mucho más arriba en la clasificación. Pero perdió entonces, como perdió ayer, y las opciones de alcanzar los ‘play-off’ de la Euroliga son ya remotas. La competición europea no permite errores como los que cometió ayer el conjunto de Plaza, que a falta de 1:30 para el final ganaba 60-66. Las malas decisiones se fueron sucediendo. McCallum se enterró entre brazos rivales en dos penetraciones imposibles (ya también, por desgracia, habituales). Suárez perdió un balón y el Khimki llegó a los últimos ocho segundos con posesión y Shved dispuesto a sentenciar. Su triple se salió, pero Anthony Gill, un alero de 2,05 metros, no tuvo muchos problemas para saltar sobre Salin y palmear para darle la victoria a su equipo. Buena parte de las opciones europeas del Unicaja se fueron en esa acción del estadounidense.

Las pocas opciones pasan por los dos duelos en casa

Tras la derrota ante el Khimki en el último segundo, el Unicaja está a tres victorias del Maccabi, equipo que es octavo, el último puesto que da opción a jugar el ‘play-off’ de la Euroliga. El problema es que el Baskonia ya aventaja en dos triunfos al equipo malagueño. El Khimki, séptimo, está ya a cuatro victorias . Los próximos choques en casa, ante el Efes y el Maccabi serán determinantes para las ya reducidas opciones del Unicaja. Sólo vale ganar.

No fue nada vistoso el comienzo, tal y como reflejó el marcador al final del primer cuarto, con un pobre 9-11. Es decir, el choque se movió en los parámetros que el cuadro malagueño quiso, y eso siempre es una buena noticia. La defensa del conjunto de Plaza se impuso por completo y a los seis minutos ganaba 2-9. Shved, el máximo anotador de esta Euroliga, fue el único problema para el Unicaja. El ruso anotó todos los puntos de su equipo.

En cuanto el Khimki añadió efectivos a su ataque, el encuentro se equilibró, en parte porque al Unicaja le costaba mucho anotar. En el arranque del segundo cuarto, los tiros libres de Shermadini fueron la única vía para encontrar el aro y el Khimki se puso por delante (21-20). Como Salin no estuvo excesivamente acertado, la alternativa fue Waczynski, que no tardó en producir. El Unicaja aguantó bien el pulso anotador de Shved, al que primero Soluade y luego Milosavljevic fueron frenando poco a poco. Sin la referencia de su mejor jugador, el Khimki se atascó ante la sólida defensa del Unicaja, que, además, pudo lanzar algún que otro contragolpe. Suárez hizo un gran trabajo anotando, reboteando y asistiendo. Un último triple de Waczynski dejó al cuadro malagueño con ocho puntos de renta para la segunda mitad, 31-39.

El Khimki trató de acelerar el choque tras la reanudación. Lo intentó, pero como no tenía acierto y Shved estaba bien defendido, el equipo malagueño sobrevivió bien a este arreón. McCallum y Augustine firmaron buenos minutos y la defensa malagueña seguía firme. La mejor noticia para el Unicaja es que el máximo anotador de los rusos sólo logró una canasta en este cuarto y eso fue un gran alivio. El Unicaja se situó 42-52 con sus mejores minutos en el choque. Tuvo paciencia para mover el balón y cuando la situación se atascó, McCallum resolvió bien con un par de penetraciones. La renta pudo ser mejor antes del último cuarto, pero desperdició varios ataques para haber llegado al acto decisivo con un colchón más amplio.

La ventaja se esfumó en un abrir y cerrar de ojos por culpa de las pérdidas del Unicaja, que era incapaz de anotar una canasta (55-55, min. 34). Se produjo una circunstancia clave: entonces Salin tuvo que retirarase por una herida. Su recambio fue Waczynski, que fue el que desatascó al equipo malagueño con sus triples. A falta de dos minutos el polaco anotó desde la línea de 6,75 para el 60-66. El partido parecía decantarse del lado malagueño. Sin embargo, la gestión que hizo el Unicaja de los últimos dos minutos fue lamentable. Dos penetraciones imposibles de McCallum permitieron al Khimki empatar el choque, al margen de una pérdida de Suárez. Con ocho segundos por jugar, el conjunto ruso tuvo la última posesión. Shved se jugó el triple, que no entró, y Gill palmeó en el último suspiro para dar la victoria a su equipo.

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