El Unicaja de la temporada 2020-21, con Bouteille, Suáre, Nzosa, Guerrero, Thompson, Abromaitis, Waczynski (arriba), Brizuela, Pablo Sánchez, Jaime Fernández, Díaz, Alonso y Ferrari (abajo). UNICAJA B. PHOTOPRESS

El Unicaja y el peligroso precedente de la 2020-21

En aquella temporada sólo se registró un alta en el mercado, la de Abromaitis, frente a ninguna esperada este verano, pero nada fue bien entonces en lo deportivo

Martes, 27 de junio 2023, 00:40

A la espera de que se confirme la continuidad de Carter (se aguarda sólo su firma en el nuevo contrato) y de Will Thomas, que ... ha de aceptar la oferta a la baja del Unicaja, el club malagueño se prepara para un escenario prácticamente inédito en el baloncesto de élite en los últimos lustros, el de seguir con la misma plantilla que la campaña anterior, habida cuenta del excelente rendimiento en ella (título en la Copa, semifinales ligueras y Final Four de la BCL) y de la vuelta de la 'Unicajamanía', de un sólido vínculo entre aficionados y equipo.

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Sin embargo, el último precedente de una gestión parecida en el equipo malagueño no salió del todo bien, aunque con otros condicionantes. Sucedió tres temporadas antes, en la 2020-21, cuando el único fichaje registrado fue el del alero o ala-pívot Tim Abromaitis, llegado entonces del Zenit ruso, que había estado jugando la Euroliga.

El euipo no jugó los 'play-off' por el título, no pasó del Top 16 en la Eurocup, y cayó en la prórroga en cuartos de final de la Copa del Rey ante el Barça

El Unicaja venía de un curso atípico, marcado por la pandemia. No se cerró la campaña en la Eurocup, fue subcampeón de la Copa del Rey ante el Real Madrid haciendo de anfitrión (si no, no se habría clasificado) y en la Liga ACB se acabo con una inédita fase final a doce, y terminó cayendo en la prórroga por un solo punto ante el Baskonia. Una canasta le privó de jugar semifinales. Quizás esos resultados llevaron a retocar muy poco el grupo. Se fueron el irregular Josh Adams, el escolta Avramovic (entonces aún inexperto) y el pívot Elegar, que se adaptaron poco, y Toupane tuvo una oferta del Estrasburgo y también salió.

Al margen de Abromaitis, ya con experiencia en España (en el Gran Canaria) las novedades estuvieron solamente en la cantera, con la apuesta por Francis Alonso (que regresó realmente en las últimas semanas de la campaña anterior y no pudo estar en la Fase Final de Valencia), Nzosa y algunos minutos muy esporádicos de Pablo Sánchez.

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Pero el curso 2020-21 para el Unicaja, en una historia que se confía en que no se repita en los próximos meses, estuvo totalmente atravesado. Sobre todo, por las lesiones. Pese a las bajas de inicio de Jaime Fernández, Carlos Suárez y Dragan Milosavljevic (esta de muy larga duración), el Unicaja comenzó con un balance de once triunfos y dos derrotas y se clasificó con varias jornadas de antelación para el Top 16 de la Eurocup.

Dinámica negativa

Fue entonces cuando comenzó la dinámica negativa y la desconfianza. La mejor actuación llegó en los cuartos de final de la Copa del Rey ante el Barça cediendo en la prórroga, con un gran Brizuela y un pésimo arbitraje. Las lesiones posteriores de Alberto Díaz y Gal Mekel lastraron más al equipo, se produjo el cese de Luis Casimiro, y llegó en su lugar, a mitad de curso, el griego Fotis Katsikaris, con los fichajes temporeros de Frankie Ferrari y de Malcolm Thomas para tratar de enderezar el rumbo en vano.

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Todo fue a peor. No se pasó el Top 16 de la Eurocup, en un grupo con Mónaco, Joventut y Nanterre, y en la Liga ACB el equipo llego a la última jornada con opciones de acceder a los 'play-off', pero se la tuvo que jugar ante el Real Madrid y no fue posible.

Si en aquella plantilla no se produjo una renovación amplia cara a la 2021-22, ya con López Nieto como presidente, fue porque el club estaba atado por los contratos de la mayoría de jugadores, y se vivió una campaña aun peor, antes del renacer actual.

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