El Unicaja sobrevive a sí mismo para ganar en la pista del Obradoiro

El acierto desde la línea de tres puntos de los locales marcó el comienzo del partido. Si en los días previos al choque se ponía el foco en el peligro que suponía Dragan Bender, el Unicaja no pareció haberse enterado porque el croata fue la punta de lanza del ataque del Obradoiro. Salió como cinco y se benefició de la lentitud de sus defensores para encontrar buenos tiros de tres (11-2). Tuvo que remar el Unicaja y ponerle más agresividad a su juego para volver al partido. Penetraciones, más balones interiores y así hasta lograr un parcial de 3-12 para empatar el choque a 14. No importó que no metiese un solo triple en los primeros diez minutos porque ese estilo más contundente le permitió forzar faltas e ir más a la línea de tiros libres (20-20).

Noticia Relacionada

Las notas del Unicaja ante el Obradoiro

Le faltaba ritmo al juego cajista y lo encontró con la entrada de Perry al partido. El estadounidense estaba fresco a pesar de esas molestias en la espalda que le impidieron jugar con Montenegro. Fue él el que lideró el ataque del Unicaja, que lograba ponerse por delante con una acción eléctrica de Perry de campo a campo (25-´27). El problema es que el Obradoiro seguía casi perfecto desde el 6,75, tanto que acabó la primera parte con un impresionante 9/13. A pesar de este porcentaje casi anormal, el Unicaja se mantenía en el partido gracias a una defensa que se ha convertido en su seña de identidad. Las 12 pérdidas del conjunto gallego al descanso lo confirmaban. Si el cuadro cajista quería cambiar la tendencia del choque tenía que reducir el daño que estaba recibiendo en los triples y lograr, a su vez, que su línea exterior empezase a meter alguno.

No pasó nada de esto, porque la salida del vestuario por parte del Unicaja fue mala. Como antes, sólo Perry le imprimía velocidad al juego, incluso metió un triple, algo noticiable teniendo en cuenta el pésimo porcentaje de su equipo. Como el Obradoiro y especialmente Bender seguían viendo el aro como una piscina, el Unicaja siempre fue a remolque de su rival. Tuvo una crisis importante en la mediación del cuarto, con siete puntos de renta (62-55) para el Obradoiro. El Unicaja estaba visiblemente incómodo, pero de nuevo la defensa le permitió regresar al partido con alguna aparición aislada de Osetkowski en ataque.

Noticia Relacionada

Ibon Navarro: «Ganar el partido forzando siete pérdidas en el último cuarto es nuestra seña de identidad»

ADG

Los últimos diez minutos fueron eternos por las continuas revisiones. El partido se fue haciendo más denso y eso favorecía al estilo del Unicaja, que seguía haciendo la goma hasta que una antideportiva de Carter rompió la monotonía. La acción del estadounidense se tradujo en un peligroso 78-70 a falta de seis minutos. Curiosamente, cuando el partido parecía decantarse para el lado local sucedió todo lo contrario. El Unicaja se rearmó con buenas acciones defensivas de Alberto Díaz y un sólido Melvin Ejim y a partir de ese momento enlazó un parcial de 8-17 que le acabó dando la victoria. Es fácil resumirlo así, pero en ese proceso pasaron muchas cosas. Djedovic asumió el mando en ataque con brillantez, el Unicaja logró eliminar a Bender, su defensa se impuso por completo y el Obradoiro no tuvo ideas para superar a los de Ibon Navarro. El último minuto fue un suplicio porque un triple de Philp Scrubb apretó el marcador con 1,7 segundos por jugar (85-87). En ese tiempo, Rubén Guerrero pudo forzar la prórroga, pero falló un tiro libre y el Unicaja vio culminada una gran reacción.