Francis Alonso posa con la catedral de Málaga al fondo en noviembre de 2020.
Análisis

Renuncia a las señas de identidad

El Unicaja tendrá difícil justificar por qué se desprende de jugadores como Francis Alonso, que representa los valores que han guiado al club en su paso por la élite

Domingo, 26 de junio 2022, 00:58

No quisiera que nadie entendiera esta reflexión como una diatriba. Nada más lejos de mis propósitos. Busco hacerme entender cuando pienso en cómo explicarle a un ciego cuanta belleza encierra un campo de amapolas al despertar la primavera, qué palabras utilizar para discernir el rojo ... pasión del carmesí de la cereza. En esas me hallo cuando un aficionado me pregunta por la calle por Francis Alonso, por su presente y por su futuro, porque su pasado es de sobra conocido. Siento impotencia por mi carestía de adjetivos para hacerle ver lo que siento cuando el juego del malagueño me transporta a remotos pensamientos de la génesis de mi admiración por el baloncesto, cuando la escuela balcánica dominaba Europa por su talento natural para un deporte tan bello como plástico, representado por los tiradores que conformaban la esencia de todo. Ahora se escudriña que con un base que ejerza de director de juego a la vieja usanza y proporcione buenos pases a un pívot de calidad se tiene mucho terreno ganado, pero la tendencia actual del abuso del tiro lejano contrarresta esa teoría, aunque todas son válidas si se consigue el fin deseado (sería ventajista decir ahora que el Real Madrid le ha ganado la Liga de forma sorprendente al Barcelona sin un base puro al tener a los tres del equipo lesionados).

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Sigo sin poder explicar cuántos sentimientos se me revelan al ver el balón penetrar la red tras el lanzamiento característico de Francis Alonso (una maravilla hasta para los menos aficionados). Solo se me viene a la cabeza el momento en que un día en el Carpena al comienzo de una temporada mi admirado Olías (compañero del 'Málaga Hoy') se revolvió de su asiento, giró la cabeza, me miró y sus ojos delataron la misma pasión que los míos. Puro baloncesto. Sobraron las palabras porque los hechos certificaron la apuesta por un jugador que nunca lo tuvo fácil para ser profeta en su tierra.

Creo que Francis Alonso es, hoy en día, de los pocos jugadores por los que merece la pena pagar una entrada para verlo. También me gastaría gustoso el dinero para deleitarme con la raza de Alberto Diaz. Y mira que ambos son diferentes, pero tienen en común la pertenencia a la identidad, cualidad que no se adquiere en el mercado veraniego de cada año. Un bazar ingente en el que se mueven productos como si se tratara de la huerta.

Sería paradigmático que el año en que el club ha honrado a su pasado con homenajes a ilustres personajes mancillara su futuro con estas decisiones

Si Ibon Navarro tiene dudas de la aportación de Francis Alonso (que ha hecho todo lo que sus entrenadores, incluido Katsikaris, le demandaban, incluso con la excusa de mejorar su defensa) al proyecto venidero mi decepción acompañará la visión que tenía de él, al que llevo siguiendo mucho tiempo, y los que me conocen lo saben. A no ser que sea una decisión que trasciende al entrenador y entonces estaríamos hablando de palabras mayores. Sería un mal comienzo para el técnico en su primer boceto completo en Málaga.

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El Unicaja ha construido su historia con unos pilares asentados en los jugadores de cantera. Todos sus éxitos han tenido un denominador común: el apellido genealógico que siempre te abocaba a Los Guindos, la fábrica en la cual los sueños que se construyen de noche se materializan de día, esos de los que tanto presumen en el club con la boca grande, aunque con la boca pequeña pongan tantas pegas cuando se valora el trabajo realizado. Si este Unicaja a la deriva, como reflejan los resultados de la última década, siembra dudas sobre la continuidad de Francis Alonso significa que se ha perdido el rumbo definitivamente. Todo lo que escribo vale perfectamente si cambiamos el nombre de Francis Alonso por el de Rubén Guerrero, otro que recibe más elogios fuera que en casa.

No conozco personalmente a Francis Alonso (es decir, no he tenido nunca el gusto de compartir con él una mera conversación), del que me dicen que además de sus condiciones de jugador aporta cualidades humanas dignas de admirar (de tal palo…), pero si cuando vuelva al Carpena no lo veo vestido de verde, los jirones de mi desencanto habrán adquirido tintes dramáticos. También pienso que llegado a este punto, la falta de confianza en él es lamentable, sería preferible verle con otra camiseta y disfrutar de su juego. Al fin y al cabo, a cierta edad, uno se vuelve exquisito con los placeres de la vida. Y disfrutar de Francis Alonso es uno de ellos, como hace mucho que no lo hacía.

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Pero sería sintomático de lo que está ocurriendo últimamente en el Unicaja, del que habría que explicar muchas de sus decisiones y muchas de sus actuaciones. Resulta paradigmático que el año en el cual el club ha honrado a su pasado con los homenajes a ilustres personajes de nuestro deporte mancillara su futuro desprendiéndose de los valores que le han guiado por la élite. Qué pena.

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