El Unicaja sigue con probaturas ante lo que se avecina (80-77)

La humedad que paulatinamente se incrustó en el parquet hizo añicos cualquier conclusión acerca del bajón del cuadro malagueño cuando tenía encarrilado un encuentro en el que el acierto en el triple marcó el desarrollo del mismo. Más allá del juego desplegado por el equipo que entrena Ibon Navarro, por tercera temporada consecutiva el Unicaja mantiene sus señas de identidad, con sus virtudes (velocidad, conjunción y regularidad en el minutaje de los jugadores) y defectos (excesiva dependencia del tiro exterior). Hay que hacer constar las bajas de Alberto Díaz, Djedovic y Ejim.

En pretemporada poco se puede decir de lo que avanzará el equipo a lo largo de los meses, y el técnico verde probó sobre todo distintas combinaciones en los interiores para ir dando entrada a las dos novedades de este año, Tyson Pérez y Killian Tillie. El primero es esa clase de hombres que se echan en falta cuando no los tienes, mientras el segundo despejó dudas acerca de su estado físico y en los ocho y minutos y medio que jugó -sus primeros minutos en Europa, aunque suene raro para un francés nacido en el París olímpico- demostró que el plan ideado por el club para su completa recuperación va viento en popa. Hizo pareja primero con Sima y luego con Kravish y cuando aguante los veinte minutos de rigor que plantea para el resto de la plantilla su entrenador demostrará por fin el talento que se le presupone, pues tiene tiro, penetra, no es blando de manos y su actitud es acorde a la ambición con la que ha llegado a Málaga para relanzar su carrera.

La dinámica del choque no sorprendió a los que llevan siguiendo al Unicaja estos dos últimos cursos, ya que cuando ve aro desde lejos es una gozada para la vista, y crece en el partido mientras su faceta ofensiva sea brillante, todo lo contrario de lo que dictan las normas y enloquece al entrenador, que siempre prefiere fortaleza defensiva para luego desarrollar el ataque. Este equipo funciona distinto, y eso se notó frente al conjunto de la Alhambra.

Con cuatro triples en el primer cuarto, cuando el equipo que entrena Pablo Pin quiso subirse al carro ya perdía por 10 puntos (20-10), una renta que motivó que su rival jugara al tran tran conscientes de su superioridad. Y es que cuando el Unicaja se gusta en ataque, rebotea mejor, apenas comete pérdidas de balón y los movimientos parecen hasta más ágiles. Lo que ocurre es que depender del acierto exterior acarrea muchas circunstancias negativas, como olvidarse de defender o permitir el crecimiento del oponente, que fue lo que hizo el Covirán Granada, apoyado por un Amine Noua que fue de largo el mejor del partido, no solo por sus 15 puntos sino porque marcó el termómetro de su equipo.

Es llamativo, aunque no sorprenda, que al Unicaja le bastó ganar solo un cuarto, el primero, para llevarse esta Copa Andalucía que se va para las vitrinas de Los Guindos. Durante 35 minutos, el cuadro malagueño no vio peligrar la victoria, hasta que Bamforth apeló a su calidad en el tiro para llevar el partido a un final igualado y hasta angustioso (71-70, 73-72 y 79-77 a falta de 34 segundos). Junto a Clavell y Wiley pueden formar un quinteto apañado para lograr la permanencia, con Sergi García de base. En cuanto a Guerrero, sus fallos tan cerca del aro le penalizan.

Luego resulta que las impresiones del partido distan de la realidad de la estadística, ya que mientras Osetkowski no causó una grata sensación de recuperación -comparándolo con el majestuoso jugador que deslumbró a España y a media Europa hasta el punto de alcanzar el trofeo de mejor jugador de la Liga) -tras su problema de dopaje (se intuye que aún pesa en su cabeza por su precipitación a veces en ataque), sus números dicen otra cosa, con 12 puntos, segundo máximo anotador de su equipo, 7 rebotes, el más destacado del partido en esta faceta, para 11 de valoración, en el quinteto de los que más aportaron. En fin, quizás sea que la mirada de todos siga puesta en un jugador que desconoce el desenlace de su sanción en caso de que llegue algún día...

Con Perry y Kravish como motores del Unicaja en Córdoba, el equipo gana en estabilidad, sobre todo si Kalinoski, afanado en defensa, también aporta lo suyo en ataque. Como apuntes, Manuel Trujillo se gana en la pista la confianza de Ibon Navarro en el canterano, y su descaro y garra valen quilates en encuentros como este.