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La mesa de anotación trabajaba a destajo. El Unicaja llegó a los 40 puntos cuando faltaban más de cinco minutos para el descanso, y terminó el tercer cuarto con su tope de siempre, 91, igualado con lo logrado en un duelo ante el Valladolid en ... la 2013-14. No le iba la zaga por momentos el Bàsquet Girona, en un choque frenético, pero el ritmo del Unicaja, que camina con promedios cercanos a los 90 puntos por partido (88,26), es insostenible para los rivales.
Y es que el Unicaja corrió más que nunca este sábado (111-80), y lo hizo con un baloncesto por momentos espectacular, con asistencias largas desde su cancha, con pases por detrás, mates a la carrera. El repertorio fue amplio para esos 27 puntos sumados al contragolpe, entre ellos los dos de la primera canasta, anotada por Carter, con asistencia de Osetkowski (hacía el 2-3 en el choque).
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No es raro que sea en este etapa del equipo cuando se haya batido el techo de puntos al contraataque. Es una de las señas de identidad del estilo implantado por Ibon Navarro. Un baloncesto en el que se trata de imponer un ritmo alto de juego y anotar en posesiones cortas, a partir de rebotes y transiciones, algo que después de dos años casi con el mismo bloque todos los jugadores cajistas saben ejecutar a la perfección, incluso sus hombres interiores (fue espectacular un mate de Sima a la carrera a pase de Kalinoski).
No es casualidad tampoco que el Unicaja batiera también esta campaña su récord de puntos en contraataques como visitante. Sucedió en el 93-99 en el WiZink Center ante el Real Madrid, del 19 de noviembre. Entonces fueron 22 los puntos anotados ante el líder de la competición, que sufrió entonces su primera derrota tras pagar el cansancio de una doble cita de Euroliga entresemana.
Pero el duelo del sábado ante el Girona no fue al completo un correcalles. La muestra de ello es que la producción del cuadro catalán se limitó a cinco puntos a la carrera, nada que ver con su rival. «No voy a hacer una valoración porque no habría partido. Sólo me siento avergonzado y pido perdón a nuestra afición y a los seguidores del baloncesto por la imagen que se ha visto hoy de nosotros», sentenció tras el choque, en la sala de prensa, su entrenador, un Fotis Katsikaris que fue quien precedió a Ibon Navarro en el banquillo del Unicaja. El Girona, decimotercero ahora con diez victorias y diecisiete derrotas, parecía estar en una zona tranquila, lo que indujo al relajo de sus hombres, pero su colchón sobre la zona de desceno es de tres triunfos a falta de siete jornadas y no puede dormirse en los laureles.
No resulta sencillo evitar que el Unicaja imponga su alto ritmo de juego, pero hay rivales que lo han conseguido, como el Lenovo Tenerife (su verdugo en la Copa del Rey, también en el tercer y cuarto puesto de la última Final Four de la BCL), con jugadores muy veteranos en sus filas y largas posesiones que tratan de calmar los partidos.
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