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Eric se dispone a anotar en presencia de Hlinason. MARIANO POZO

Año nuevo, propósitos renovados en el Unicaja: victoria por 112-72 al Zaragoza

El cuadro malagueño mejora su 'basket average' cara al complicado objetivo de la Copa tras apalizar a un Casademont Zaragoza (112-72) que compitió apenas quince minutos antes de rendirse

Martes, 4 de enero 2022

Aprender inglés, tener más tiempo para visitar a los abuelos y hacer deporte, mucho deporte. Ha comenzado un nuevo año y llega la hora de ... los buenos propósitos. ¿Y el Unicaja? Comenzó con ilusión 2022 ganando y apalizando, en el primer partido oficial que se juega en la ACB. Sometió a una cuarentena a su rival: sí, ganó por 40 puntos. Y se fue a los 112 de anotación, algo más propio de la NBA, muy cerca del récord histórico de los 114 del 11 de marzo de 2018, ante el Delteco Guipuzcoa (114-88).

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El equipo malagueño se redimió de aquel desastre en Atenas ante el Lavrio. Ahora bien, si hay que analizar si lo hizo con una propuesta renovada en su juego, la respuesta ahí sí que deja algunas dudas, en especial ante la entidad de su rival. El cuadro malagueño se impuso al Casademont Zaragoza por inercia, porque es superior en casi todos los duelos y porque, además, el rival llegó sin Deon Thompson (el positivo por Covid-19 del aplazamiento) y mermado en su juego interior, aunque no es el Unicaja un equipo que sepa sacar siempre muchas ventajas ahí.

A golpe de parciales y de rachas de anotación de sus especialistas, el Unicaja sigue amparándose en la calculadora. Las cuentas aún siguen dando esperanzas de jugar la Copa del Rey. Todo pasa por un hipotético corte válido con nueve victorias y que el 'basket average' (que ahora es de +46) dé el billete, pero observando el calendario, todo un sudoku ante los aplazamientos y el número desigual de partidos jugados por los equipos, sigue siendo complicado aún creer.

Katsikaris comenzó con una configuración distinta de quinteto, con Alberto Díaz junto a Cole, y con Barreiro de 'cuatro' ante su exequipo. También estaba Waczynski, homenajeado en los prolegómenos tras su cinco años en Málaga en las filas del rival, y a fe que esta vez no se cumplió la maldición del excajista de turno. El polaco debe de querer tanto nuestra ciudad, que se comportó desde el perímetro. Y más bien fue al revés, con el mejor Barreiro de la temporada.

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Dos canastas y otras asistencias de Cole a Eric sirvieron para remontar el 0-6 de salida, pero el Unicaja no dio la impresión al menos en el primer tiempo de de ofrecer juego colectivo ni meter demasiados balones dentro. Fue más de lo mismo. A golpe de tirones, como un 7-0 para el 19-18 y luego otro 11-0 antes del intermedio para dar la máxima renta (46-35). Brizuela ponía por momentos lo mejor y lo peor, anotando el que más (11 puntos antes del descanso), pero con pérdidas desesperantes (tres). Fiel reflejo de lo que es este Unicaja, que pese a todo tuvo un puntito más en defensa y se iba con una cómoda renta al descanso porque este Zaragoza es lo que es. Diez derrotas ya en el campeonato.

Lo que sucedió en el segundo tiempo fue la constatación de la dimisión del rival, no se sabe bien si viendo ya excesiva la brecha o acusando la falta de trabajo en los últimos días ante el temor de un brote en el vestuario. Sendos triples de Barreiro y Bouteille colocaron el 57-38 frente a un Zaragoza que se quedó en sólo tres puntos, un 2+1 de Bone en más de seis minutos de partido entre el fin de la primera parte y el comienzo de la segunda. El parcial llegó a ser de 24-3 y rompió de forma definitiva el partido.

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Waczynski saluda a un aficionado antes del choque. MARIANO POZO

El interés estaba ya en lograr un tanteo lo más amplio posible cara a imponerse en hipotéticos empates a nueve triunfos con otros equipos cara al billete copero, aunque habrá que ver si el Surne Bilbao (visita sin fecha aún) o el Valencia conceden las mismas facilidades que el Zaragoza este martes. El choque se fue a los 26 de renta aún sin acabar el tercer cuarto 70-44... y a los 40, la mayor, en el último lance del juego (112-72), con acciones espectaculares que pudieron disfrutar los escasos 2.473 aficionados presentes en el pabellón, que más allá de la fase delicada de la sexta oleada de la pandemia, merece también una reflexión.

Por un momento cundió el temor a una lesión de Brizuela en su tobillo izquierdo, pero pudo dejar la cancha por su propio pie y todo se quedó en nada. La cita redimió por momentos a Barreiro (19 puntos), si es que buscaba un trampolín para impulsarse, y dejó otros datos llamativos más: las once asistencias de Jaime Fernández y los 153 puntos finales de valoración colectiva. Números de otro deporte.

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