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Un lanzamiento a canasta de Cameron ante Ellenson en el duelo de este sábado. AGENCIA LOF

El Unicaja ansiado emerge por fin en Santiago (71-85)

Liderado por Brizuela, pero con una actuación impecable en defensa de todo el equipo, con paciencia y buenas circulaciones de balón, abruma al Obradoiro, en el debut liguero de Saint-Supery

Sábado, 19 de marzo 2022

Del Monte Calvario, en ese vía crucis en el que parece instalado este Unicaja en plena cuaresma y en toda la temporada, al Monte do Gozo, desde el que se divisa en parte Santiago de Compostela. Allí, tan cerca del Pórtico de la Gloria de ... su Catedral, recibió un jubileo a su sufrimiento el cuadro malagueño, en su partido más completo en muchos meses, por no decir que en toda la campaña. Era una cita a cara de perro, ante un Monbus Obradoiro que le igualaba en victorias y después de conocer las victorias en las horas previas del Fuenlabrada y del Andorra, que también se colocaban en ocho victorias.

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Sin embargo, cuando mayor era la presión sobre el equipo cajista, más formidable fue la respuesta. Más de uno se tuvo que pellizcar. Fue el Unicaja ansiado por todos de una vez por todas. Nada que ver con el partido ganado allí la pasada campaña en una acción postrera de Brizuela. El Unicaja tuvo paciencia para jugar las posesiones hasta encontrar el tiro, defendió como si no hubiera un mañana y no echó de menos las ausencias capitales de Jaime Fernández y Bouteille, castigando a un rival mermado por dentro, con Okouo y Birutis que llegaron muy justos a la cita.

El mundo del deporte, especialmente el colectivo, tiene esas cosas. Sería imposible encontrar cualquier parecido entre el Unicaja de anoche y el de Oostende del miércoles. El cuadro malagueño protagonizó su mejor primer cuarto del curso. Más bien cabría hablar de unos primeros seis minutos casi inmejorables (9-23), en los que sólo se vio un fallo en un lanzamiento, de Barreiro.

Rozaron la perfección las huestes de Ibon Navarro, que salieron con el cuchillo entre los dientes y dispuestos a redimirse. Con Alberto Díaz al frente, con dos recuperaciones marca de la casa, una antideportiva forzada a Hobbs y un triple. Pero, además, defendiendo como pocas veces y con buenas circulaciones. De ahí ese 9-23 con un Birutis perdido y un Obradoiro sin tiro exterior y exceso de pérdidas.

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Se sentó Díaz, que al menos ayer tenia otro relevo, Mooney, y el Unicaja se hizo más humano. Comenzaron a llegar algunos errores en la carta de tiro, en parte también porque el conjunto local se puso algo las pilas y defendió mejor. Se colocó a diez (13-23), pero dos canastas de Oliver (13-27) y una de Brizuela (14-29) cerraron un primer parcial para no olvidar.

Brizuela, autor de 24 puntos, se cuela entre Vicedo y Ellenson. agencia lof

Y la cosa no fue a peor, con un Obradoiro sólo sostenido por las penetraciones de Beliauskas y totalmente lastrado por las pérdidas, hasta doce a más de seis minutos para el descanso. Normalmente imperturbable, Moncho Fernández tuvo que reclamar tensión a los suyos cuando el Unicaja se fue a los 22 de renta (18-40). Ver para creer para un Unicaja certero y sin dudas para buscar el pase extra antes que el lucimiento personal.

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Seis minutos iniciales con un solo fallo en el tiro (9-23) abrieron una brecha mantenida toda la noche en un duelo clave ante el Obradoiro

Dos triples de Phil Scrubb (uno casi desde casa), el último en llegar al cuadro compostelano y un par de errores de Brizuela maquillaron algo el tanteo al descanso (30-45), que registraba un empate total en el segundo cuarto (16-16), con los ataques más espesos.

Sin relajación alguna en las filas cajistas

Pero el Unicaja no ofreció síntoma alguno de relajación, sin sus dientes de sierra habituales. Tras el descanso, de salida, un 3+1 de Díaz, otro triple de Brizuela y un 2+1 de este. Un 32-55 que dejaba más noqueado aún al cuadro local, que anotó apenas cinco puntos en casi siete minutos de tercer cuarto. Fue excelente la labor reboteadora y oscura de jugadores como Barreiro, Abromaitis y Guerrero.

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Y del 47-70 del fin del tercer cuarto a una tímida reacción local, la única del choque para llegar a dejar a 14 (71-85) el tanteo final. Puro maquillaje. Se fue Brizuela eliminado por faltas, pero no desfalleció nunca el Unicaja, que se permitió el lujo de hacer debutar a Saint-Supery (quinto más joven en hacerlo en la historia de la LIga ACB) y sentó las bases del camino a seguir en las once jornadas que quedan de travesía: solidaridad, paciencia, concentración y esfuerzo defensivo. Así, sí.

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