El Unicaja domina con puño de hierro en Murcia (77-89)

En torno a una decena de atenciones al vídeo aburrieron al más entusiasta y llevaron el choque a las dos horas, lo que implora un reajuste normativo que mitigue este descontrol, máxime cuando el partido nunca se movió en parámetros igualados que justifiquen el sentido de recurrir una y otra vez a una ayuda tecnológica que hace perder el interés por el baloncesto.

El 2-10 de salida, en sólo tres minutos, estableció una jerarquía demasiado pronto. En un ambiente un tanto frío, nada comparable a la tensión vivida en los 'play-off' ligueros de semifinales entre ambos equipos, el Unicaja dio un recital defensivo y estuvo también acertado en el otro lado del campo. No necesitó inicialmente el acierto desde el perímetro. Taponó la zona y las ayudas funcionaron a las mil maravillas ante un quinteto muy bajo con el que salió de partida el equipo de Sito Alonso, con Caupain, Hakanson, Ennis y un Rodion Kurucs al 'cuatro'.

Más allá de la baja de Birgander y que Sant-Roos volvía de una lesión, fue un desastre el ataque del UCAM, que sólo anotó cinco canastas en juego y tuvo apenas un 25% en tiros de campo en ese primer cuarto, ante un Unicaja sin una sola pérdida y dominando el rebote. Con casi todo en contra, el cuadro malagueño, con un buen Carter pero con su habitual interpretación coral y aprovechando desde fuera las defensas zonales que intentaba Sito Alonso para mitigar daños, con lo que terminó dieciséis arriba el primer parcial y se fue a una máxima de dieciocho (11-29) al inicio del segundo.

Fue entonces cuando llegó una tibia reacción local, con Diagne echándose el equipo a sus espaldas, y después Radovic. Empezó a defender algo mejor el cuadro murciano, pero sin llegar a bajar de diez la desventaja y teniendo que recurrir a los tiros libres para arañar puntos, porque seguía lastrado por porcentajes muy bajos de lanzamiento.

El choque entró en la referida falta de ritmo por el Instant Replay, y el Unicaja, que se frenó en ataque, se fue al descanso con un tranquilizador 34-47 tras una bandeja en el último segundo de Caupain ante Tillie, que se había descocado con tres triples en los minutos previos.

La única incógnita del partido era comprobar si el Unicaja iba a perder la tensión para complicarse la vida en el encuentro. La enésima parada del partido fue para discernir una tángana a los tres minutos de la reanudación. Osetkowski fue con malas artes a recoger un balón en manos de Sito Alonso, pero su ayudante, Sekulic, se lo reprochó de una forma más cruda aún, no se sabe bien si porque caldear el ambiente podía ser el último recurso que le quedaba al UCAM, pero de varios minutos de continuas deliberaciones salieron sendas técnicas a cada banquillo y una a Ennis.

En definitiva, que el Unicaja salió reforzado de la situación, y amplió las máximas ventajas del encuentro a los 22 arriba (38-60). Había transcurrido hora y veinte de encuentro, pero sólo se habían jugado cuatro minutos del tercer cuarto. Parecía que quedaba demasiado trecho para el tedio, cuando se relajaron algo las huestes cajistas y lo aprovechó el UCAM para hacer sangre y ver el primer tiempo muerto de Ibon Navarro en el choque, cuando un 6-0 rival, con un triple de Sant-Roos, podía acercar al cuadro local (46-62).

Estaba aún abierto el parcial, que se fue hasta el 15-0 (55-62 a 2:27 del fin del tercer cuarto) después de un triple de Radebaugh. Fue la única ocasión en que el UCAM se vio con 'chance' en el partido, pero llegaron entonces dos 'canastones' de Carter y Perry y tres tiros libres para dar una ventaja al Unicaja incluso en el parcial de todo el tercer periodo (21-22 para el 55-69).

No podía echar por tierra el trabajo el equipo cajista. Ya casi se lo complicó hace unas semanas en Vitoria con una ventaja similar cara al cuarto final, pero esta vez los triples de Carter y Osetkowski (dos de este) apagaron cualquier atisbo de reacción. A poco que se atisbaba el peligro el Unicaja sacaba a relucir una vez más su puño de hierro (77-89 al final).