Un refuerzo anímico, tres fichajes en el equipo, y un baloncesto más sencillo y natural, el que propone Ibon Navarro, le han dado la vuelta como a un calcetín al Unicaja, que ya había avasallado en Fuenlabrada y estuvo cerca de sorprender al Real Madrid ... y al UCAM Murcia. En Cluj este martes demostró lo ridículo que pudo llegar a ser aquel 73-79 en el Carpena. No debería haber color entre ambos equipos, a poco que haya un equilibrio y cordura en el juego cajista, que más allá de un mal momento en el segundo cuarto acabó aplastando al equipo que dominaba hasta ahora el grupo en la Champions dando un golpe de mano.
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Al final, liderato, que habrá que ratificar el miércoles 16 (20.00 horas) en Bélgica ante el Filou Oostende. Un triunfo allí aseguraría el factor cancha para el cuadro malagueño en la serie de cuartos de final al mejor de tres partidos, antesala de una Final Four en Bilbao en la que el Unicaja parece obligado moralmente a estar, sí o sí, para resarcir a sus seguidores de tanta decepción reciente.
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Bouteille (21 puntos) y, sobre todo, el recién llegado Oliver (19 puntos, 9 rebotes, lideraron a las huestes de Ibon Navarro. El norteamericano, casi un visto y no visto el sábado, a poco de llegar, se exhibió en Transilvania. Intimidó cerca de la canasta, protagonizó mates a la carrera y se reveló como un buen triplista. Un tanto acelerado a veces, no es un buen ejecutor desde la línea de tiros libres, pero es muy completo y ofrece muchos motivos para pensar que le puede dar mucho al equipo en el puesto de 'cuatro'.
El Unicaja fue Jekyll y Mr Hyde antes del descanso. Durante el primer cuarto mostró una imagen coral, un baloncesto simple pero efectivo, y a casi todos sus hombres enchufados. Partió con un quinteto muy alto, con Bouteille de 'dos' emparejado con Kuti, y anotando con facilidad. Pero también hubo rachas buenas de Mooney y los primeros detalles ilusionantes de Oliver, al que Ibon Navarro dio carrete cara a ganar confianza antes de retos más exigentes en la Liga Endesa.
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Casi todo sucedía a pedir de boca para el cuadro malagueño, tan acostumbrado a colapsos en la salida de los partidos este curso, siempre con rentas en el marcador, hasta de nueve puntos (18-27), tras una antideportiva de Hogue sobre Díaz. Pero ahí comenzó el apagón del Unicaja, uno más esta temporada.
Cargado de faltas personales, entró en bonus a más de siete minutos para el descanso, al que llegó el Cluj con trece tiros libres (más del doble que su rival). El aro se le estrechó al Unicaja, que no anotaba ni canastas fáciles, mientras que Stewart, letal en el Carpena con 26 puntos, despertó de su letargo. El equipo rumano pronto le dio la vuelta al tanteo con un 22-7 de parcial, sin que las rotaciones de Navarro frenaran la sangría. Alonso estuvo muy desacertado, Brizuela apenas apareció, y tuvo que saltar a pista Suárez, por delante de Nzosa, inédito todo el choque. Con 42-34, el conjunto malagueño aún tuvo una pequeña reacción y un triple de Bouteille redujo la diferencia a una mínima expresión antes de la marcha al vestuario (42-41).
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El duelo no salió de la tónica igualada en el tercer cuarto, que comenzó con una prolongación del duelo anotador entre Stewart y Bouteille y acabó en tablas (56-56), pero un formidable parcial final permitió al Unicaja ajustar cuentas en la competición. Lo comenzó con cuatro puntos seguidos de Oliver, con recuperación, carrera y un mate a placer, y lo continuaron dos triples de Brizuela, hasta entonces más contenido en su rol de elemento decisivo en ataque
Con 59-66, a 7:45 del final, la preocupación empezaba a estar también en enjugar el 'basket average'. Dos buenas circulaciones que no culminó Abromaitis, que dan fe de que el Unicaja comienza a jugar otro baloncesto, y el exceso de faltas (de nuevo bonus muy lejos del final del cuarto) generaban cierta inquietud, mientras Hogue no paraba de hacer motivos para buscar su eliminación con un exceso de dureza con los brazos.
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Pero un gran triple de Oliver (63-69), sin aprovechar el posible tres más uno, fue el inicio de la exhibición final, a la que se sumaron un Abromaitis al alza, Bouteille y hasta Díaz con un otro triple. El Cluj acabó nervioso e impotente, y el tanteo final reflejó también la mayor diferencia del partido (+16) para un Unicaja muy mejorado. Se podría decir que hasta desconocido, en actitud y recursos en la pista, en relación al padecimiento de los meses previos al aterrizaje del técnico vitoriano.
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