El Unicaja acaricia los cuartos de final tras vencer al Galatasaray en un final de infarto

El choque comenzó con un protagonista inesperado, David Kravish. El estadounidense sufría un virus intestinal que dejó a su compañero Osetkowski fuera de combate y mermó notablemente la rotación interior del Unicaja. Al pívot se le pidió que forzase y no pareció acusar su mal estado de salud. Sus puntos dieron las primeras ventajas al Unicaja, que fue elevando la intensidad de su defensa y el ritmo del partido para dominar por completo en el primer cuarto. Del 9-10 se pasó al 23-12 en un abrir y cerrar de ojos gracias al acierto exterior y los triples de Carter, Kalinoski y Díaz. El Galatasaray parecía noqueado a las primeras de cambio, pero se recompuso con el talento de Russell y evitó que el partido se rompiese a las primeras de cambio (26-21, min. 10).

Esa reacción del conjunto turco tuvo continuidad en el segundo cuarto, en parte porque el ataque del Unicaja careció del acierto de antes y porque perdió un par de balones que permitieron canastas fáciles a su rival. El Galatasaray se ponía por delante con un parcial de 4-10 e Ibon Navarro tenía que parar el partido. El regreso de Perry y Brizuela permitió recuperar esa velocidad que caracteriza al juego cajista. Canastas rápidas, transiciones sin dejar a la defensa rival posicionarse y otra vez por delante (38-31). Sin embargo, el juego del equipo malagueño no era tan regular como en otras ocasiones. La ausencia de Osetkowski se dejó notar para frenar a un jugador como Caloiaro que hizo mucho daño en los instantes finales de una primera parte que acabó con 42-40.

Esa tendencia que llevaba el partido con el Galatasaray castigando los cambios y desajustes de la defensa malagueña se fue acentuando. El Unicaja tenía problemas para parar a Russell y las ventajas que generaba para sus compañeros. Caloiaro y Kabaca se aprovecharon de ello y el conjunto turco inquietó al Carpena cuando se colocó, 48-55 en el minuto 27. Navarro ordenó a los suyos y le dio el mando del partido a Brizuela, que comenzó entonces un recital de los suyos. El donostiarra estuvo imparable y anotó ¡14 puntos seguidos! Todo balón que le llegaba acababa dentro de la canasta rival. Del 48-55 se pasó al 62-61 con el que se cerró el cuarto con un monólogo maravilloso del vasco.

El partido se espesó por completo, con muchas faltas imprecisiones y malas decisiones por parte de los dos equipos. El ataque local se resintió mucho ante la defensa zonal que le planteó el Galatasaray. Por suerte, el Unicaja se mantuvo firme en defensa e impidió que esos errores cara al aro rival le pasasen factura. El choque llegó empatado a los últimos segundos (74-74). Ibon Navarro pidió tiempo muerto y diseñó una jugada que acabó en un triple desde la esquina de Tyson Carter en un gran error defensivo del Galatasaray. La acción fue clave porque luego Brizuela se encargó de confirmar desde la línea de personal un nuevo triunfo de un equipo que se sobrepone a todas las adversidades.