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Afortunadamente, en el mundo del baloncesto existen pocas verdades inalterables, porque casi todo varía en función de pequeños detalles y en eso estriba, precisamente, la belleza y el atractivo de nuestro juego. Sin embargo, con el paso del tiempo de lo que sí estamos seguros ... es de que establecer un paralelismo entre lo que ocurre en pretemporada y el rendimiento de un equipo ya en competición oficial es absolutamente inútil. En la historia reciente del Unicaja hemos vivido completos ayunos de victorias en los amistosos, seguidos de arranques imparables en la competición oficial, y también todo lo contrario. Recuerdo que hace años existía el convencimiento de que la temporada que el C.D. Málaga ganaba el Torneo Costa del Sol acababa con descenso. Las razones técnicas de todo esto pueden estar en que la fase previa al campeonato debe tener un objetivo fundamental de preparación, y enfocarla en busca de resultados empobrece la adquisición de herramientas competitivas. A pesar de ello, he tenido directivos que me han insistido en la importancia del resultado desde el primer amistoso, por la influencia que ello podía tener en la campaña de abonados.
Este año ya en el primer partido se respiraba el convencimiento de que todos los males del equipo se habían solucionado, pero mira por donde después del último ensayo hay quien tiene la idea de que todo sigue igual que el año pasado. A pesar de ello, lo cierto es que existe un buen plantel de jugadores, pero el equipo no está hecho.
La distribución de roles, el encaje de cada hombre en la función que mejor puede desarrollar y la compatibilización de unos y otros lo es todo en un equipo y esa tarea está aún pendiente. Llegados a este momento y con todas las reservas necesarias, la tradición nos coloca frente al ordenador para analizar las capacidades del equipo y el momento de forma en el que llega al primer partido oficial, conscientes de que todo puede cambiar mucho cuando empieza a haber algo en juego.
Como ocurre siempre, la actualidad de un equipo la marca siempre su última actuación, lo que nos lleva al Torneo de EncestaRías en el que a pesar de la victoria sobre el Obradoiro, principalmente frente al Joventut, mostró una falta de equilibrio en el juego muy preocupante, el número total de tiros de los cinco hombres que juegan en los puestos de base y escolta resultó abusivo, hasta el punto de dar la impresión de que el cuadro malagueño no puede ganar a nadie si su tiro exterior no funciona a un alto nivel. Esta tendencia de escasa aportación del juego interior vino también a reflejarse en los pocos tiros libres de los que dispuso el Unicaja que, aun ganando al equipo de Santiago, dispuso de la mitad de tiros libres que su rival. En la final del torneo, frente a un Joventut que apareció con la ausencia de sus dos pívots principales, el cuadro malagueño sólo dispuso de ocho tiros desde la línea de personal y sus cinco hombres altos solo sumaron 24 puntos. Como los 'pequeños' sólo convirtieron en canasta tres de sus quince tiros triples, la anotación resultó ridícula y la derrota inapelable. En un deporte como el baloncesto, en el que el estudio del rival ha alcanzado niveles muy altos, estas carencias elementales se castigan de manera constante hasta convertirse en un obstáculo imposible de superar.
En los primeros amistosos de este verano daba la impresión de que la presencia de Michael Eric había hecho ganar mucho al equipo en consistencia reboteadora y también que, a pesar de la lesión que ha sufrido este verano, el progreso de Nzosa mantenía su marcha vertiginosa. De cualquier forma, ni uno ni otro son hombres con capacidad especial para recibir la pelota el borde de la zona y jugar de espaldas, de manera que las defensas contrarias se vean obligadas a cerrarse sobre ellos y facilitar así espacio y tiempo para que los tiradores exteriores puedan hacer su trabajo con más comodidad, por más que sea justo reconocer que ese tipo de talentos ya escasean de manera generalizada en nuestra Liga. Por el contrario, se trata de pívots cuya utilidad está centrada en los pases que puedan recibir de sus compañeros en cortes o caídas hacia el aro después de los bloqueos. Seguramente, su aportación anotadora hay que trabajarla de forma muy específica en el juego de conjunto. En ese sentido haría bien Katsikaris en insistir en el trabajo diario, para dar mayor peso a los hombres altos en la anotación de su equipo
Cinco hombres 'pequeños' de alto nivel para alternarse en los puestos de base y escolta, seis hombres altos y un solo un 'tres' específico integran la plantilla actual del Unicaja, cuya formación ha estado condicionada por el exceso de compromisos del club al final de la pasada temporada, las elevadas cifras de algunos de ellos y la tardía llagada de Juanma Rodríguez a la dirección deportiva, con muy escaso margen ya de maniobra. La convivencia de cinco hombres de absoluta garantía en las posiciones de atrás no puede ser nunca un problema, sino todo lo contrario, por más que el excesivo reparto de minutos pueda restar confianza y aumentar las prisas a alguno de ellos. La situación de Bouteille, que parte como único alero puro, al que ha dado descansos durante la pretemporada un jugador que no va a formar parte de la plantilla, si me ha parecido una experiencia sorprendente, ya que no se ha trabajado la rotación en ese puesto, muy necesaria teniendo en cuenta que las debilidades defensivas del francés le impiden con frecuencia estar en la cancha. Cabe esperar que con la recuperación de Suárez sea Barreiro quien se encargue de esta función en la que también podrá aparecer uno de los 'pequeños', aunque esas pruebas comenzarán ya con en una etapa menos apropiada para la experimentación. Por último, no quiero dejar de comentar la curioso que resulta que llegados al primer partido oficial, vuelva a ser Jaime Fernández, un hombre fichado para jugar de escolta, el base de mayor garantía para el equipo.
Expuestas ya algunas de mis dudas, mi opinión definitiva es que manteniendo el equipo el perfil de una escuadra de tiradores, la presencia de Michael Eric representa la suma de una fortaleza interior que antes no tenía. Norris Cole muy pronto será otro Brizuela, lo que según el día puede ser mucho para las defensas rivales y los veinticuatro años de Barreiro, con su fortaleza y movilidad, hacen que el Unicaja hayan confeccionado este año un equipo que debe ser mejor que el del año pasado
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