El Unicaja saca el rodillo en Granada (68-84)

El comienzo del encuentro dejó detalles que marcarían todo el desarrollo del mismo. Los malos porcentajes, las pérdidas y un juego demasiado atropellado por parte de los locales, le permitieron al Unicaja dominar por completo desde el salto inicial. Primero entró en acción Osetkowski, con siete puntos seguidos, y no importó que hiciese dos faltas en sólo tres minutos, porque la calidad de la rotación del banquillo malagueño es tal que Taylor asumió ese rol anotador de su compañero para impedir cualquier acercamiento del rival. El estadounidense se vio acompañado por Carter y Pérez. Es decir, los suplentes del Unicaja dominaban por completo a un conjunto granadino que sobrevivía con los tiros libres.

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La ausencia de Kravish y la entrada de Tillie en la rotación permitió ver a Ejim en el puesto de tres. El canadiense dio un recital en el segundo cuarto. Primero secó a Noua, que intentaba sacar partido de su físico en el poste bajo, y luego encontró buenas situaciones de canasta cerca del aro. Sin hacer ruido, su presencia física fue acabando con las pocas situaciones de ventaja que trataba de explotar el Covirán. El colapso ofensivo de los de Pablo Pin con cinco canastas en juego de 23 lanzamientos a la mediación del segundo cuarto. Su equipo no la metía en una piscina. Con este panorama y gracias a un gran trabajo defensivo, el Unicaja acentuó su dominio en el partido con buenos minutos también de Killian Tillie. Un 0-9 antes del descanso dejaba ya una sensación de ruptura en el partido por las sensaciones que ofrecían uno y otro equipo (29-45).

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Si el entrenador del Granada dio alguna premisa a sus jugadores en el vestuario, estos debieron de olvidarla camino de la pista, porque en la primera acción de la segunda parte Kalinoski anotaba completamente solo debajo del aro local. Fue un detalle de la falta de concentración de los jugadores del Covirán, que tuvo más acierto que en los dos primeros cuartos, pero que defensivamente era un desastre. Algunos triples de Clavell y Rouselle y un par de buenas acciones del malagueño Guerrero dieron algo de aire al equipo nazarí, que sin embargo fue capaz de tener cierta continuidad (41-53). En cuanto Ibon Navarro vio algo de cansancio en sus jugadores, reactivó a su banquillo, que acabó por romper el encuentro. Los últimos minutos del tercer cuarto fueron un monólogo del Unicaja, con Carter, Taylor y Tillie dominando y castigando una y otra vez el mal balance defensivo del equipo rival (51-68, min. 30).

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El partido estaba liquidado con una enorme superioridad del equipo malagueño, que a medida que se acercaba el final del partido dio ciertas muestras de cansancio, como lo confirmaron las siete pérdidas a la mediación del cuarto. A pesar de esto, el Unicaja no le perdió la cara al encuentro ni permitió que el Covirán resucitase. Perry castigaba una y otra vez con pases de canasta a canasta la lentitud de los rivales en recuperar sus posiciones defensivas. Esto permitió canastas 'fáciles' de Ejim, Balcerowski y Osetkowski. A tres minutos del final, el Unicaja ganaba 59-80, por si quedaba alguna duda de su total superioridad. Además del menudo base estadounidense, destacó la presencia interior de Balcerowski y, de nuevo, un combativo Ejim.