El Unicaja conocerá este viernes a su rival en los cuartos de final de la Champions League. El Museo Gugenhheim acogerá un sorteo en el que el equipo malagueño estará en el bombo de los segundos clasificados, por lo que no tendrá el factor campo ... a favor y tendrá que ganar al menos un partido lejos de Málaga para acceder a la Final Four. Las opciones se reducen a tres: Lenovo Tenerife, Baxi Manresa o Hapoel Holon. Uno de ellos peleará con el cuadro cajista en una serie al mejor de tres partidos por un puesto en la cita que se celebrará en Bilbao.
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La situación no es la ideal, pero no significa que sea imposible. Es más, la historia reciente del Unicaja ofrece un ejemplo muy positivo para ser optimistas y voltear ese factor campo en contra. En 2017, el club cajista logró el título de la Eurocup después de sacar adelante tres eliminatorias con el factor campo en contra. El Bayern Múnich, el Lokomotiv y el Valencia fueron las víctimas de aquel equipo que acabó levantando el título el 5 de abril en la Fuente de San Luis.
En todos los casos, el Unicaja fue capaz de ganar al menos un encuentro como visitante. Al Bayern lo despachó en tres partidos a pesar de haber caído en el primero jugado en Alemania. Jamar Smith y Alberto Díaz fueron claves en el segundo y Nedovic brilló en el tercero, que supuso el pase a semifinales, al lograr 21 puntos.
La serie contra el Lokomotiv fue más corta, pues el conjunto malagueño fue muy superior pese a también tener el factor campo en contra. Ganó de forma incontestable en Kuban por 57-73 con 18 puntos de Brooks y un buen partido de Dani Díez como 'cuatro' cubriendo la baja de Carlos Suárez por una intoxicación. El Unicaja no dio opción al equipo ruso en el Carpena y los 21 puntos y 4 asistencias de un gran Nedovic allanaron el camino hacia la final del torneo.
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La acumulación de partidos pasó factura a un equipo que llegó muy tocado al duelo final contra el Valencia, que partía como favorito después de haber ganado todos los choques previos que habían disputado. Es más, justo antes de la final, el Unicaja y el conjunto que entonces entrenaba Pedro Martínez se enfrentaron en la Liga con victoria naranja por 81-77.
Aquel partido tan apretado evidenció que las distancias no eran tan grandes. Tres días después, el primer partido de la final se decidió por un ajustado 68-62 y la eliminatoria se trasladó a Málaga en medio de un gran ambiente y la convicción de poder igualarla. Así fue. El Unicaja la empató al ganar 79-71 con Jamar Smith reventando el partido a base de triples (21 puntos) y Omic dominando en el juego interior (12 puntos y 10 rebotes). Lo que pasó en Valencia es historia del baloncesto europeo. Tras ir por detrás todo el partido, el cuadro malagueño remontó 13 puntos en el último cuarto plantado en una defensa zonal que arruinó la fiesta que ya se celebraba en las gradas.
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Aquel título estuvo precedido por esa gran dificultad de tener el factor campo a favor. Es un excelente precedente al que agarrarse para soñar con estar en la Final Four de Bilbao y voltear una temporada tan aciaga.
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