El Unicaja se condena a luchar por la permanencia tras perder ante el Surne Bilbao

Está por ver qué decisión toma el consejo de administración sobre Fotis Katsikaris, que podría seguir a la espera de ver si con los fichajes de Dejan Kravic y Matt Mooney logra revertir la situación. Y cuidado, porque el calendario no le va a dar tregua. El próximo fin de semana visita al Zaragoza antes de recibir al Real Madrid. Ahora el objetivo es sumar alguna victoria que le aleje de la parte baja de la clasificación...

El partido comenzó con un ritmo vertiginoso por parte de los dos equipos. El Bilbao sólo necesitaba un par de pases para meter la pelota dentro de la zona y que Ángel Delgado comenzase a percutir contra los pívots malagueños. El puertorriqueño fue una pesadilla desde el comienzo y estuvo literalmente imparable. Con sólo Nzosa y Guerrero como referencias interiores, estaba más claro que nunca que el lanzamiento exterior sería la base de su juego. Como los triples entraron en el primer cuarto, el cuadro cajista aguantó bien el empuje de un Bilbao eléctrico, pero que no supo tapar el acierto de Bouteille y Abromaitis.

En cuanto el Unicaja falló un par de triples, el Bilbao no tardó en distanciarse, en parte porque dominaba por completo el rebote y porque su porcentaje de acierto era elevadísimo. Con 30-21 Katsikaris paró el partido y trató de rearmar a su equipo, aunque Delgado seguía descontrolado. Literalmente imparable. Por suerte, el Unicaja recuperó el acierto y elaboró bien en ataque para encontrar en buenas posiciones a un Abromaitis excelso (4/5 en triples). A pesar de las ocho canastas de tres en la primera parte y de que cometió pocas pérdidas, el cuadro cajista perdía 46-38 al descanso por ese dominio total de su rival en el rebote y porque sus pívots sólo anotaron 4 puntos en 20 minutos. A pesar de la diferencia en el marcador y de ir siempre por detrás, las sensaciones que dejaba el juego del Unicaja eran mejores que en anteriores partidos.

El Unicaja salió concentrado del vestuario y apretó el partido con algunas acciones de un Brizuela hasta ese momento muy desacertado, pero su juego estaba cojo y con un boquete enorme en el rebote. Si antes era Delgado, ahora eran Inglis y Withey. Entre el francés y el estadounidense, ahora con pasaporte comunitario, continuaron destrozando la defensa cajista. El primero no sólo anotó, sino que generó buenas situaciones para que lo hicieran sus compañeros. El segundo fue una pesadilla en el rebote ofensivo. El Unicaja fue perdiendo ritmo anotador y el partido se le complicaba mucho. Un detalle, el Bilbao no necesitó ni un triple para cerrar el tercer cuarto ganando 64-53.

Pese a que el Unicaja mostró algo más de consistencia defensiva con Alberto Díaz como gran puntal, atrás no podía contener a los pívots rivales y era un drama ver cómo el Bilbao disponía de dos y de hasta tres opciones en ataque fruto de ese dominio. Inglis acabó con las opciones cajistas. Hubo una reacción final, pero como tantas veces ya esta temporada al Unicaja no le valió de nada.