El Baxi Manresa, otro trampolín para Mario Saint-Supéry

Desde que el técnico gallego aterrizó en el Manresa estaba claro que el jugador malagueño le acompañaría. Fue Ocampo el que reclamó al Unicaja con insistencia su cesión la pasada temporada para el Tizona Burgos, hasta que finalmente la consiguió en el mes de diciembre, una vez que el regreso de Augusto Lima tras su lesión dejaba al joven escolta con pocas opciones de jugar.

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Juan Calderón

Aquella decisión del Unicaja y la insistencia de Ocampo fue clave para que Saint-Supéry demostrase su nivel en una categoría tan exigente como la Primera FEB (antigua LEB Oro). Sus buenos partidos se fueron sucediendo al tiempo que el entrenador le daba galones dentro del equipo. El Tizona fue la revelación de la temporada, hasta el punto que bordeó el ascenso directo a la ACB. Finalmente se clasificó para la Final Four, en la que cedió ante el Estudiantes en semifinales.

El objetivo de aquella cesión era que Saint-Supéry tuviese minutos y evolucionase en su juego y ambos se cumplieron. El malagueño promedió 11 puntos, 2,8 rebotes y 2,5 asistencias para 11,5 de valoración en 18.45 minutos de media. Excelentes registros para un joven de 17 años entonces. Mario Saint-Supéry (Málaga, 2006), el jugador más joven en haber debutado con el Unicaja al hacerlo con 15 años, 11 meses y 2 días en 2022, asumirá ahora un nuevo reto en Manresa.

Pese a que acabó la temporada muy tocado físicamente, especialmente por un esguince de tobillo, Saint-Supéry afrontó su siguiente reto, el Europeo sub-18, en el que fue el mejor jugador de una selección que estuvo por debajo de lo esperado. De entrada, el de Rincón de la Victoria firmó un impresionante 'triple doble', algo que sólo se había dado en tres ocasiones en la historia del torneo. Saint-Supéry acabó el encuentro frente a Eslovenia con 25 puntos, 10 rebotes y 10 asistencias, además de cuatro recuperaciones. Su carta de tiro fue de 10 de 26 lanzamientos de campo. España no estuvo a la altura, pero el malagueño firmó un campeonato sobresaliente promediando 21,4 puntos (4º mejor anotador del campeonato), 6,3 asistencias (2º) y 5,4 rebotes para 18,9 de valoración.

Con el aval de Diego Ocampo, Saint-Supéry afronta ahora un desafío de máximo nivel en su imparable progresión. Más allá de los números y de su rendimiento en categorías de formación, el malagueño es evidente que tiene un sensacional gen competitivo que acompaña con grandes dosis de energía y buenos fundamentos técnicos. Seguramente su cuota de minutos se verá reducida respecto a lo que jugó en el Tizona, pero nadie apostaba a que tendría allí un rol tan protagonista y acabó sorprendiendo a todos.