El Unicaja, bajo el síndrome de los noventa puntos en contra

Basta comprobar que en las ocho derrotas el Unicaja encajo noventa puntos o más, sin excepción, para concluir que el problema fundamental del equipo está en la defensa, en la agresividad, en los rebotes. Hay dos de los partidos que fueron a la prórroga, pero ante el Coosus Real Betis (111-114) el choque acabó en el último cuarto con 98-98. Sólo ante el Hereda San Pablo Burgos se puede hablar de una ocasión en la que el cuadro malagueño defendió por debajo de los noventa puntos en los primeros cuarenta minutos (79-79), pero tampoco le dio para ganar.

A la hora de la verdad el Unicaja acusa las deficiencias de su juego interior, sin un 'cinco' referente y siendo de largo el joven Nzosa el que más intimida en la zona con su envergadura y movilidad. Las estadísticas de tapones y rebotes suyas por minutos en cancha mejoran a las de Guerrero y Gerun. Los rivales siempre cuentan con un pívot que puede lucirse ante el Unicaja, ya sea Tomic (Joventut), Ndoye (Betis) o Sajus (este sábado en el Manresa) son buenos ejemplos.

El Unicaja se obliga a esta manera a anotar más de noventa puntos para ganar; es decir, a depender en exceso de su tiro exterior, y en el Nou Congost ni siquiera le dio para eso, fruto de su pésimo porcentaje en tiros de dos (13/33, un 39%).