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El día 'D' será seguramente uno de primeros de septiembre. Habrá transcurrido entonces año y medio desde que, allá por el 1 de marzo de ... 2020, en un encuentro de Liga Endesa ante el Real Madrid, reedición de la final de Copa del Rey de un par de semanas antes, se jugara por última vez con público un choque de baloncesto en el Martín Carpena, excepción hecha de aforos reducidísimos que se dieron en alguna cita esporádica de la Eurocup (225 aficionados ante el Boulogne Metropolitans o 400 contra el Mónaco).
Cara a septiembre, y teniendo en cuenta la evolución de la pandemia y de la vacunación en España, se prevé ya una presencia más importante de seguidores en las gradas de los partidos del deporte profesional, aspecto que seguirá regulado por el CSD. Sin embargo, para el Unicaja es una incógnita prever cómo responderá la afición tanto tiempo después y teniendo en cuenta la decepcionante temporada 2020-21 en términos deportivos (sin jugar los 'play-off' ligueros y diciendo adiós de forma prematura a la Eurocup en el Top 16).
En el último verano el Unicaja decidió congelar los abonos de la 2020-21 y dio tres opciones a sus socios, después de que en la 2019-20 no se jugaran varios partidos de casa correspondientes al carné: la devolución del importe correspondiente al 20% del precio de su abono; la creación de un monedero virtual en el que se le hará un ingreso de la cantidad correspondiente a ese 20% del precio del abono, para gastar durante las dos próximas campañas; y la renuncia a la devolución, la opción denominada 'Siempre te llevo conmigo', que otorgaba la preferencia para asistir a partidos si existiera limitación de espacio. A la postre, en torno al 60% de los 6.000 abonados del Unicaja renunciaron a la devolución del 20%, y sobre el 7% optó por la alternativa del cheque monedero.
Ahora el Unicaja espera a tener una información más precisa de la evolución de la crisis sanitaria y de las instrucciones del Gobierno para dar el paso y determinar cómo será su campaña de abonos cara a la 2021-22. De momento, no ha seguido la política de otros clubes de la ACB que crearon un abono digital, como el Joventut, el Monbus Obradoiro o el Hereda San Pablo Burgos, que han aplicado un cobro esta última campaña (a descontar en la siguiente), pese a que no se pudieron abrir los pabellones hasta el 19 de mayo y sólo si estaban en comunidades en la Fase 1 de la incidencia de la pandemia.
El primer partido con público fue el Obradoiro-UCAM Murcia, 437 días después del Baskonia-Iberostar Tenerife del 8 de marzo de 2020. El CSD ha permitido en torno a un millar de aficionados en cada pabellón, pero no siempre se ha llegado a cubrir incluso ese cupo en la demanda de entradas y han sido muchos los clubes que por su ubicación geográfica no han podido abrir las puertas de sus recintos. En el caso del San Pablo Burgos, que pudo dar el paso en su partido de cuartos de los 'play-off' ante el Lenovo Tenerife, se generó cierta polémica entre su masa social al cobrar las entradas a 25 euros, después de vender un abono virtual a sus socios en el curso (con descuento aplicable cara al siguiente), pero a la postre la entidad castellano-leonesa optó por devolver a los seguidores el importe de esas entradas.
Para el Unicaja la cuestión del público es crucial para poder equilibrar su presupuesto. Los clubes de la ACB han sufrido mucho más que los de Primera y Segunda de fútbol al respecto, porque sus previsiones económicas dependen mucho más de esta partida que los balompédicos, con una partida suculenta de ingresos televisivos.
Además, existe cierto temor a cómo reaccionará su masa de seguidores. Más allá de los más fieles (los 'Siempre te llevo conmigo', unos 3.400), hay dudas en torno al resto, en un momento del equipo no tan ilusionante en lo deportivo y en lo que se prevé que sea otra etapa de recesión económica en el país por la pandemia. Esto se puede traducir en otras prioridades en los aficionados, que también pueden guiarse por un cambio en las costumbres para dejar de acudir al Carpena después de tanto tiempo sin el hábito de presenciar varias veces al mes los partidos del Unicaja en su pabellón.
1. Año y medio después: El tiempo entre el último duelo liguero con público en el Carpena y el regreso, previsto para septiembre.
2. Cambio de costumbres de algunos seguidores después de tanto tiempo sin baloncesto en el Carpena.
3. Prioridades económicas distintas de algunos aficionados tras una nueva crisis económica.
4. Descontento deportivo por la última temporada del equipo, la peor en décadas.
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