Un Unicaja brillante asalta el Palau

Hace un par semanas parecía imposible que el Unicaja pudiese ganar al Barcelona en el Palau (95-105). Perdió con estrépito en Burgos anotando sesenta puntos y pareció tocar fondo. Pero la transformación tras la llegada de Brizuela ha sido sensacional, no sólo por su aportación, sino por la lógica reordenación que ha experimentado la rotación. Ayer, en su mejor partido de la temporada, el cuadro cajista tumbó el Barcelona de los grandes fichajes, de los jugadores de la NBA y que hasta ahora estaba invicto en su cancha. Lo hizo jugándole de tú a tú, con una gran apuesta ofensiva y con un esfuerzo colectivo sensacional. Es como si todas las cualidades de este grupo hubiesen aflorado de golpe. A veces, en los equipos profesionales se activa no se sabe qué clavija y todo cambia por completo. Quizá ha sido Brizuela, quizá la mejoría física de Jaime, el mayor acierto en los triples... Quién sabe, el caso es que es una gran alegría. Ganar en el Palau de esta forma no ocurre cada temporada.

Destacó Suárez, que atraviesa por un momento dulce, pero también Brizuela o Waczynski. La presencia en la Copa por méritos deportivos está más cerca y, lo más importante, el equipo y los aficionados han recibido una inyección de optimismo con un triunfo sensacional como este ante el Barcelona.

Con Jaime Fernández al mando de las operaciones y con Adams inspirado en ataque, la puesta en escena del cuadro cajista fue perfecta. Buena circulación, acierto y desparpajo ante un gran rival como el Barça. En un partido con mucho ritmo, el cuadro cajista ganaba 7-12 a los tres minutos. El único problema era que su defensa no le daba para frenar el repertorio ofensivo de su rival con un Abrines muy acertado y que firmó 14 puntos en la primera parte. Se esperaba que la entrada en escena de las estrellas del Barça comenzase a decantar el choque, pero el Unicaja aguantó. A medida que avanzaba el choque, su intensidad defensiva se tradujo en muchas faltas. Los árbitros estuvieron implacables, por no decir pésimos, y la línea de tiros libres fue un granero de puntos para los azulgrana. A pesar de todo, el cuadro cajista encontró respuestas para aguantar con un Brizuela muy resolutivo.

El Unicaja incomodaba a un Barcelona que ganaba 26-25 al final del primer cuarto. El equilibrio se perdió un poco en el arranque del segundo acto, con Abrines y Mirotic estirando el dominio de su equipo a base de canastones. Se unió un Tomic que primero superó por completo a Gerun y luego también a Guerrero. Parecía que el choque amenazaba fractura, pero el Unicaja respondió de la forma más inesperada, con cuatro triples seguidos, teniendo en cuenta que es de los peores equipos de la Liga en esta faceta. Anotaron Waczynski (2), Brizuela y Suárez y el choque volvió a equilibrarse (48-44), y todo pese a que los árbitros tomaron varias decisiones muy cuestionables. Un dato, en la primera parte, el Barcelona logró 18 puntos de desde la línea de personal de 19 lanzamientos, por sólo cuatro del Unicaja, que por momentos lo doblaba en faltas (7/15), con una técnica a Casimiro incluida. A pesar de esto, el equipo malagueño no se descompuso jugando uno de sus mejores partidos en ataque en lo que va de temporada y llegó al descanso metiendo 51 puntos cuando esta temporada promedia 73 por partido. Con todo, no le dio para ir por delante (56-51).

La demostración clara de que el Unicaja quería competir fue el arranque de la segunda mitad, con un parcial de 0-7 liderado por Adams que le daba la vuelta al partido. Pesic pedía tiempo muerto para abroncar a los suyos y llegó la lógica reacción con Davies haciendo mucho daño en la zona (68-62, min.25) y Higgins controlando el ritmo del choque. Pero no hubo desconexión. Waczynski, en su mejor partido en meses, frenaba la estirada local y Suárez se multiplicaba para brillar en defensa y ser el generador de juego en ataque. Un triple de Brizuela puso por delante al equipo malagueño al final del tercer cuarto (74-76).

Quedaban diez minutos y pensar en la victoria teniendo delante a un equipo como el Barcelona estaba prohibido. Pero el Unicaja se lo creyó. Comenzó el último cuarto como un tiro, con un parcial de 0-10 que puso al Barça contra las cuerdas (74-86). La tensión se multiplicó, pero el conjunto malagueño se desenvolvía bien en ese juego tan duro. Mirotic quería ganar, pero ahora estaba demasiado solo y, cosas de la vida, Suárez se agigantaba con un final de partido sublime sabiendo qué hacer en cada momento. El talento del Barça encontraba respuesta en la concentración del Unicaja, que superó los 100 puntos y puso la directa hacia una victoria que hasta hace una semana parecía impensable.