El Unicaja mandó un mensaje de autoridad al vencer por 88-66 al AEK en el primer partido del Top-16 de la Champions League. El hambre y la energía del equipo malagueño acabaron decidiendo un partido denso y mucho más complicado de lo que ... indica el marcador final. Fue un triunfo de pico y pala, cimentado en una gran defensa en un último cuarto desbordante de energía del cuadro cajista. Donde otros equipos llegan justos, el malagueño sigue y sigue. Fue lo que pasó este miércoles. La victoria mantiene la dinámica y las sensaciones positivas de un equipo que tiene encandilada a su afición. Perry y Kravish se combinaron para anotar 44 puntos, 22 cada uno.
El Unicaja no pudo imprimir al partido desde el principio ese ritmo alegre que caracteriza su juego, pero sí supo entender lo que le planteaba el rival. Moviendo bien el balón y con Kravish como punta de lanza, el equipo malagueño fue superando la oposición del AEK. Para el Unicaja no era complicado proteger su aro, porque el conjunto griego era lento de movimientos, demasiado previsible, así que en cuanto su defensa empezó a carburar no tardó en distanciarse. Fue clave la entrada en el partido de Alberto Díaz. Un par de robos y buenas asistencias del malagueño cambiaron por completo el escenario con triples de Ejim, Djedovic y Kravish (17-12). El AEK se agarró al partido con los puntos de Miles, pero le costaba seguir el ritmo y el primer cuarto se cerró con 27-20.
El flujo ofensivo local se cerró casi por completo. Sin esa intensidad defensiva de Díaz y jugadores como Ejim no había robos ni posibilidad de correr. El conjunto griego elevó, además, las prestaciones de su defensa. Osetkowski no podía superar a Mitchell, mucho más pesado. El ala-pívot del Unicaja falló los cuatro lanzamientos que intentó. La defensa del AEK se despreocupaba por completo de él cuando se emparejaba con su pívot, uno de los mejores jugadores de la Champions. El resultado fue un parcial de 2-11 que empató el choque (31-31).
Ibon Navarro buscaba soluciones con cambios y entonces el juego de su equipo se volcó sobre dos hombres, Carter y Perry. La capacidad de desborde de ambos en el 'uno contra uno' permitió varias acciones de canasta y personal. El base, además, logró dos triples seguidos y frenó la acometida de un AEK incómodo y que se agarraba bien al partido (43-39, minuto 20).
El comienzo de la segunda mitad fue un increíble monólogo de Mitchell. El estadounidense estuvo imparable con ocho puntos seguidos que obligaron a Ibon Navarro a sentar a Kravish y echar mano de Sima. El pívot del AEK lideró la acometida de su equipo, que después de muchos minutos se ponía por delante (51-52). El bache del Unicaja era terrible, pero ese cambio del técnico cajista fue clave, porque Sima cambió el partido. Su agilidad le permitió frenar a Mitchell y estuvo perfecto en ataque con nueve puntos seguidos. La pena fue esa cruz que tiene con los tiros libres, pero al menos sacó al Unicaja del pozo en el que se encontraba (59-54). El partido se volvió muy denso, al ritmo que marcaba el AEK, lo que presagiaba un final complicado.
Por suerte, lo mejor del Unicaja llegó en el último cuarto. El conjunto griego no pudo aguantar la exigencia del malagueño, que firmó unos últimos diez minutos de una defensa sublime. A pesar de los tiros libres fallados y de algunos errores, el Unicaja protegió perfectamente su canasta y fue ganando confianza al mismo ritmo que su rival la perdía al ver cómo pasaban los minutos sin anotar. La velocidad de Perry y el oportunismo de Kravish en el rebote ofensivo fueron decisivos. El AEK terminó de bajar los brazos con los triples (fallados) como único recurso. Por contra, el Unicaja peleó hasta el último segundo para acabar con una importante renta que seguro que será importante en una fase tan corta.