La conjunción 'si' ha sido la más utilizada esta temporada para hablar del rendimiento deportivo. Entre sus diferentes acepciones está el condicional, que seusa para especular acerca de lo que podría ocurrir, lo que puede haber ocurrido y lo que desearíamos que ocurriese. Por eso, cuando el equipo malagueño peleaba por entrar en la Copa, se utilizó aquello de «si no hubiese perdido ante el Gipuzkoa o el Andorra...» También el 'si' se ha internacionalizado en la Euroliga. «Si no hubiese perdido tantos finales ajustados, estaría en los 'play-off'...» Y ahora, a un mes para la fase por el título, también es perfectamente utilizable porque si el Unicaja no se hubiese dejado varias victorias con equipos de la parte baja de la clasificación, estaría seguramente en puestos de cabeza de serie.
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Con estos recuerdos todavía recientes, el equipo malagueño afrontará mañana la cita en Santiago ante el Obradoiro (20.30 horas). El grupo que dirige Plaza está advertido después de las negativas experiencias que han lastrado su rendimiento en la Liga Endesa casi desde que comenzó la temporada. El inconveniente es que ahora no hay margen para el error por lo comprimida que está la clasificación y porque el final de la fase regular está a la vuelta de la esquina.
Este Unicaja que ha derrotado en la Euroliga al Fenerbahçe, Real Madrid, Barcelona, Olympiacos, Maccabi, Efes o Milán también ha sido capaz de perder ante el Gipuzkoa, Burgos, Bilbao o Betis. Es decir, equipos que están peleando por evitar el descenso a la LEB Oro. Este enorme contraste de rendimiento es quizá el reproche más importante que se le puede hacer al conjunto malagueño, que tras ganar al Tenerife el domingo es quinto en la clasificación.
Sería llamativo que el conjunto cajista no pudiese alcanzar los objetivos marcados para esta temporada –el regreso a la Euroliga es el principal– por haberse dejado sus opciones ante algún equipo que puede acabar descendiendo a la LEB.
La otra lectura que conviene hacer es cómo afrontará el equipo la vida después de la Euroliga. La motivación competitiva será clave en esta recta final de la temporada sin mirar si delante está un equipo que pelea por salvarse o uno de los denominados 'grandes'. Quizá esta actitud distinta a la hora de afrontar los partidos es la que llevó a esos tropiezos inesperados que han marcado la temporada del Unicaja en la Liga Endesa.
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Mañana, ante el Obradoiro, el conjunto de Plaza tendrá una exigente prueba, por la dureza del rival como local, pero también para ver si ha asumido la nueva realidad que tendrá por delante en el próximo mes y medio. Hay mucho en juego y llega advertido al encuentro.
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