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Ha sido, sencillamente, como tenía que ser. En su templo, con el equipo de su vida, ante su público. Ni en sueños pudo imaginarlo mejor. ... Hace sólo unos días, el hasta la fecha mejor base de la historia del Unicaja e icono nacional anunció una de las decisiones más meditadas y quizá más dolorosas de su vida: decirle adiós a su eterno amor, el baloncesto, al que, como decía en su carta de despedida, había puesto tanto empeño en honrar, sobre la cancha, hasta los casi 41 años, en siete países y casi una quincena de equipos.
Este viernes fue un día para el recuerdo: el último vals de Carlos Cabezas. Sus últimos 5 minutos y treinta segundos vestido de corto en un partido oficial. Unos instantes cargados de simbolismo, un recuerdo que quedará para siempre grabado en la historia del club y tanto en su memoria como en la de los escasos 2.000 aficionados que pudieron presenciarlo en directo, en el Palacio de los Deportes José María Martín Carpena y en el primer duelo del Torneo Costa del Sol, ante el Real Madrid. Si este atípico adiós se hubiera dado sólo unos meses atrás, habría coincidido con uno de sus compañeros de selección y de los últimos 'júniors de oro' en colgar la toalla, Felipe Reyes. Pero no fue así y esta vez el marbellí fue el padre de todos en el parqué.
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Y como tal, todos y cada uno de los allí presentes: aficionados, jugadores de ambos equipos, cuerpos técnicos y médicos... Todos mostraron su respeto y rindieron honores al mítico '10', con ovaciones en el pasillo inicial de presentación, en el momento de su última canasta y en su emotiva salida de pista. Un momento que puso en pie al Carpena, mientras Cabezas, sonriente e ilusionado cual niño pequeño, recibía una camiseta simbólica con su dorsal, de manos de Francis Alonso, su relevo en pista, a sabiendas de que en sólo unos días el 10 colgará, merecidamente, del techo del pabellón, junto al de su compañero Berni Rodríguez y los títulos que él ayudó a conseguir, en la época dorada del Unicaja.
Sólo 5:30 minutos bastaron para despedir a un grande, que dejó en la cancha sus últimos números: dos asistencias, un triple (en el minuto 2:40), +5 de valoración y una sonrisa eterna. La sensación de haberlo dado todo, de no deber nada a nadie y la única y satisfactoria obligación de salir a disfrutar de lo conseguido y hacer disfrutar a su público, el que nunca dejará de admirarlo.
Las sonrisas se convirtieron en lágrimas al descanso, de las que no duelen, de las que perduran. El base marbellí no pudo evitar emocionarse entonces, al recibir un emotivo homenaje organizado por el club. Un vídeo recopilación de sus mejores momentos proyectado sobre el videomarcador y una larga lista de obsequios que quisieron hacerle entrega las distintas autoridades: el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre; el teniente de alcalde de Marbella, Félix Romero; el presidente de la Diputación, Francisco Salado; el consejero de presidencia de la Junta, Elías, Bendodo; Daniel Hierrezuelo, en nombre de la Asociación Española de Árbitros; el directivo del Nacional de Uruguay (su último equipo, Facundo Briz; el director técnico del Real Madrid de Baloncesto, Alberto Herreros, y por último, el presidente del Unicaja, Antonio Jesús López Nieto, que entregó un recuerdo muy especial a Cabezas, una foto de su último triple, este viernes con el equipo.
«Estoy viviendo un sueño único, despedirme del Martín Carpena. Gracias a todos por hacer mi sueño realidad; nos vemos en las canchas». Con estas sentidas y escuetas, con los ojos brillosos y la piel de gallina, se despidió el eterno '10'. El adiós de un icono y la bienvenida a una leyenda.
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