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Lo que más llama la atención de Tyson Carter (Starkville, Misisipi 1998) en la distancia corta y a primera vista es su cara de niño, algo que se acentúa por su particular físico, delgado, y su forma de actuar; es muy tímido. Sin embargo, tras esa apariencia que desprende se esconde una de las grandes sensaciones de la Liga ACB en este primer tramo de la temporada. Cuando entra en la pista se transforma completamente y es capaz de romper el partido con acciones de puro talento, pero también con destellos explosivos. En su primera entrevista desde que llegó al Unicaja, el escolta estadounidense repasa su carrera, explica cómo fue su fichaje y habla sobre las expectativas de un equipo que hace soñar a los aficionados.
–Las cosas parecen irle bien en Málaga, aunque su último año no fue fácil. Tres equipos, tres países y tres ligas. ¿Cómo lo ha vivido?
–Estoy disfrutando mucho en el Unicaja y en Málaga. Me encanta la ciudad y todo lo relacionado con el baloncesto aquí es genial. Creo que en estas situaciones lo que hay que hacer es dejarse llevar por el ritmo y eso es lo que yo hice. Dejé que las cosas sucedieran y traté de adaptarme lo más rápido. Como dice, a estas alturas de la temporada pasada estaba en Grecia cuando me tuve que marchar a Rusia. Allí todo se paró por la guerra y mira, ahora estoy en España donde todo va de maravilla. Nunca sabes lo que te depara el destino.
–Ha mencionado la guerra, la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Aquello le cogió en San Petersburgo. ¿Cómo lo vivió?
–Cuando empezó la invasión no sabíamos qué hacer (los jugadores extranjeros del Zenit), ni dónde ir, porque tampoco sabíamos si la temporada se iba a poder terminar. Al final pudimos acabar, pero de una forma diferente.
–¿En algún momento pensó en regresar a Estados Unidos, romper con el Zenit o buscar otro equipo?
–En un principio sí que volví a Estados Unidos como otros jugadores. Pero después Manos (Manos Papadopoulos, director deportivo) nos dijo que estaríamos seguros en Rusia y que podíamos volver. Así que eso hice para poder acabar la temporada.
–El Unicaja lo venía siguiendo desde la pasada campaña y llegó el ofrecimiento para ficharle al principio del verano. ¿Puede contar cómo fue aquel proceso y los primeros contactos?
–Estaba en Liga de Verano de la NBA y ahí fue cuando surgió la posibilidad de venir a Málaga. Hablé con Ibon Navarro. La verdad es que fue una propuesta que me gustaba porque ya conocía la ciudad y el equipo después de haber jugado aquí con el Lavrio la temporada pasada en la Champions. Sabía que había un buen equipo, un gran pabellón y una buena atmósfera de baloncesto. Desde un primer momento me sedujo la oportunidad de jugar en Málaga.
–Hombre, no resulta complicado cambiar Rusia por Málaga...
–(Risas) Totalmente. El tiempo es bastante diferente. Aquí es genial. Tenemos la playa, restaurantes en la orilla del mar, excelente comida. La verdad es que no me hizo falta hablar con ningún jugador ni nadie. Lo tenía claro.
–¿Qué tal en Torremolinos?
Genial. Estamos ahí cerca del mar. Pasamos mucho tiempo en la playa con los compañeros.
–Ahora se le ve muy a gusto, casi al mismo nivel que exhibió la pasada temporada en el Lavrio. ¿Podemos esperar todavía más?
–Siempre intento mejorar, para eso venimos todos los días a entrenar, porque queremos ser mejores. La verdad es que tenemos un gran grupo de buenos jugadores en el Unicaja. Como se ve, cualquiera puede hacer grandes cosas. Es muy divertido jugar con gente así. Cuando estás rodeado de buenos jugadores, creces a nivel individual, eso es algo que estoy viendo aquí en Málaga.
–En menos de un año ha pasado por tres ligas importantes de Europa. Distintos niveles y estilos. ¿Cómo ha sido esa adaptación a la Liga ACB?
–Una de las cosas buenas de España es que cualquier equipo te puede ganar y eso te obliga a estar concentrado cada fin de semana y en cada partido.
–Aquí seguramente la exigencia física será mayor. Su morfología es la de un jugador muy delgado (pesa 76 kilos). ¿Ha sido un 'handicap' en su carrera?
–Para nada, nunca ha sido un problema. Siempre he sido un flaco, así que me he adaptado para poder usar mi velocidad. Ahora estoy trabajando duro con Marco (preparador físico del equipo) para estar lo mejor posible. No estoy realizando ningún plan especial, pero trato de hacer un poco de trabajo extra. De todas formas, me gusta más estar centrado en el trabajo en la pista.
–Su padre es una leyenda para el equipo de la Universidad de Misisipi en la que usted jugó y, además, luego se convirtió en entrenador. Esas situaciones son difíciles de llevar para los jóvenes. ¿Supuso una presión extra en su caso?
–Es cierto que cuando era joven sí que sentía cierta presión, más que mis amigos y compañeros de entonces. Pero también es cierto que aquello me ayudó y me posibilitó convertirme en mejor jugador. El hecho de que mi padre fuese entrenador también me permitió tener un conocimiento mayor del juego, que es algo muy importante.
–¿Todavía hoy sigue aconsejándole?
–Por supuesto. Intenta ver todos los partidos, hablamos y me dice las cosas en las que tanto yo como el equipo podemos mejorar.
–Pero usted al final ha sido mejor jugador que él...
–(Risas) Eso sí que es verdad.
–Hizo pronto las maletas para jugar en Europa. Lo tuvo claro. Pero todos los estadounidenses sueñan con la NBA. ¿Es su caso?
–Sí, seguro. He crecido allí viendo siempre la NBA. Todos soñamos con eso. No hay que engañarse. Si surge alguna oportunidad de jugar en la NBA, lo intentaré, pero ahora estoy centrado en mi carrera en Europa. En Málaga tenemos interesantes desafíos por delante.
–Además usted dio el salto a Europa muy joven, con 21 años. ¿Qué fue lo más complicado?
–Lo más difícil es estar lejos de tu casa y del lugar al que perteneces; estar lejos de la familia, de los amigos... La parte del baloncesto no es algo complicado, porque es lo que has hecho toda tu vida. Cuando estás entrenando o jugando todo es perfecto. El problema está fuera. La comida fue un problema en el primer año, pero ahora estoy acostumbrado. Por ejemplo, en Málaga la comida es fantástica. En Misisipi, de donde soy yo, el estilo es totalmente distinto...
–Y para rizar el rizo, directo de la NCAA a Grecia.
–Bueno, en la NCAA hay un buen nivel de baloncesto. Jugué y competí como muchos que han hecho carrera profesional en la NBA o en Europa. Creo que estaba preparado para jugar en Europa.
–Atraviesa por un gran momento y en eso le ha ayudado mucho Kendrick Perry, que le ha apadrinado en el Unicaja...
–(Risas). Pues sí, es como mi hermano mayor. Es un gran compañero. Hablamos mucho de baloncesto y de otras muchas cosas para mejorar como personas. Por supuesto, me está ayudando a ser mejor jugador. En la pretemporada no estaba Kendrick, pero en cuanto vino, tanto él como otros jugadores como Darío o Alberto, fue una gran ayuda para que tanto yo y el resto pudiésemos jugar mejor.
–Usted conoce el Unicaja de las últimas temporadas, pero este es un club que ha ganado títulos en España y Europa. Ahora con la dinámica del equipo los aficionados están entusiasmados con la posibilidad de volver a vivir esos grandes momentos. ¿Ve a este grupo con potencial para ganar un título?
–De momento, ellos pueden estar tranquilos porque salimos siempre a jugar duro y a tratar de ganar. Creo que tenemos todavía margen de mejora y sí, sentimos que ellos están con nosotros y deseando que ocurran cosas. Queremos conseguir algo esta temporada. Queremos estar en la Copa del Rey, hacerlo muy bien en la Liga y pelear la Champions. Creo que tenemos una buena oportunidad en la Champions. Todavía no hemos perdido y nos estamos mostrando fuertes.
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