El Unicaja vive días felices. Tercero en la Liga ACB por primera vez desde hace ocho años, enlazando victoria tras victoria, su afición entregada y un grupo de jugadores en una dinámica que invita al optimismo. El buen momento actual es el resultado de un ... proceso de maduración y adaptación que tiene un ejemplo válido en Tyson Carter. El escolta estadounidense de 23 años y 1,93 metros ha ido a más en su rendimiento y el sábado explotó con una actuación fantástica. El público que acudió al Palacio se rindió al juego de este menudo jugador que ofreció un recital de recursos técnicos y físicos.
Publicidad
La situación de Carter ha cambiado drásticamente respecto al verano. Los aficionados recordarán aquella llamada de atención de Ibon Navarro después del Torneo Costa del Sol. El jugador estaba perdido en el estilo de juego cajista. Esto, unido a su peculiar físico, generó muchas dudas sobre las posibilidades del estadounidense en Málaga. «Carter es la peor noticia que nos llevamos del torneo», se lamentaba el técnico, que en ese mismo análisis ya indicaba lo importante que sería la presencia de Kendrick Perry en el equipo para poder acelerar la adaptación del escolta.
No se equivocaba el vasco en esa predicción, pues meses después Perry se ha convertido casi en el tutor de su compañero. Seis años mayor que él, el base es una de las claves de la evidente mejoría del jugador nacido en Mississippi el 14 de enero de 1998. A Perry se le pidió que le ayudase y así lo está haciendo. «Lo hacen todo juntos», indican sobre ambos tanto fuera de la pista como en el día a día de los entrenamientos, en el vestuario o en los viajes. El hecho de que vivan en la misma urbanización en Torremolinos también ayuda a este particular tutelaje, pues Carter está en Málaga solo.
Y las cosas van bien, tanto que Carter se ha convertido en el nuevo ídolo de la afición cajista; con permiso de Alberto Díaz. El sábado ante el Zaragoza firmó su mejor actuación desde que llegó al Unicaja: 24 puntos y 5 asistencias. El escolta siempre ha destacado por su gran capacidad anotadora, pero en este Unicaja con tanta solidaridad en términos de uso de posesiones y minutos en la pista parecía que lo tendría más complicado, además de por tener que hacerlo en la liga más exigente en la que ha competición. El vestuario cajista sabe que necesita mimos. Es un jugador querido y por eso al final del partido fue objeto de bromas por parte de sus compañeros que lo metieron en corrillo y le dieron algunas collejas para celebrar su actuación ante el Zaragoza.
Publicidad
Más allá de los números, llama la atención que Carter explote recursos poco habituales en un jugador con un físico de andar por casa. Pesa sólo 76 kilos, es decir, que es un jugador liviano y está cuatro o cinco kilos por debajo de lo que debería para su altura. Para que el lector se haga una idea, Brizuela, con 1,88 metros, ronda los 83 y Alberto Díaz, los 85. Sin embargo Carter no rehuye el choque, machaca siempre que puede y pese a parecer frágil ofrece buenas prestaciones defensivas al ser rápido de manos.
Superado ese proceso de adaptación antes mencionado. Es previsible que Tyson Carter vaya a más en su juego, aunque no conviene perder de vista que el estilo del Unicaja es muy particular en este sentido. El colectivo sobre el individuo.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Te puede interesar
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.