Un triunfo muy casero

En el ataque italiano predominaban las pérdidas y los errores, porque la defensa malagueña le obligaba a demasiada elaboración antes del tiro. El Unicaja alternaba los triples con los tiros más cortos y al final del primer cuarto dominaba por un elocuente 24-12, a pesar de que su rival mejoró mucho en sus últimas posesiones. En el segundo cuarto, la defensa malagueña perdió rigor, aunque su ataque, ahora a ritmo de Brizuela, mantenía la ventaja. Sin embargo, con tantos cambios, los tiradores locales perdieron el sitio, lo fallaban todo y cuando se llegó al descanso su ventaja menguó hasta los seis puntos.

Tal como había evolucionado el partido, el comienzo del tercer cuarto era esencial. Ambos equipos mantuvieron la tendencia del segundo cuarto y en nada, el cuadro italiano se puso por delante, porque la carencia de ideas en el ataque local era alarmante. Todo dependía de los triples y de los rebotes ofensivos de Rubén Guerrero. Brizuela estaba en cancha y Alonso en el banquillo, pero el peso del juego local lo llevaba Alberto Díaz. El parcial del tercer cuarto fue para los visitantes y el Unicaja seguía sin acertar en los triples. Ahora Brizuela jugaba de base, acaparaba todo el protagonismo ofensivo y su equipo dio otro tirón. Alonso también sumaba y se convirtió en el soporte fundamental del Unicaja. Como la defensa malagueña mostró algunas debilidades, Luis Casimiro ordenó el retorno de Díaz y Nzosa. El Unicaja, que acabó con tres 'pequeños' vivió sus minutos de mayor equilibrio ataque – defensa, alcanzó una nueva victoria y se permitió el lujo del debut de un Rafa Santos llamado a grandes logros.