Tercer cuarto brillante

En cinco minutos el Unicaja sólo había metido tres puntos y Navarro mandó al banquillo a los dos pívots. Pasados sólo seis minutos, los cinco titulares ya estaban en el banquillo, aunque esta vez con más razón que nunca. Cuando se entró en el segundo cuarto, el Unicaja, incapaz de aprovechar las ventajas de sus pívots frente a hombres más pequeños tras los cambios, sólo había anotado 11 puntos. Seguía sumando al ritmo ridículo del cuarto anterior, y gracias a que los visitantes tampoco estaban finos y a que la defensa malagueña era buena el partido no se rompió enseguida.

En la segunda mitad entró también Ejim, lo que ayudó a mantener la firmeza defensiva de su equipo, pero el ataque, cada vez con más tiros triples, seguía en parálisis. Impulsado por Perry, el Unicaja dio un tirón, pero Navarro le ordenó sentarse. A partir de ese momento, la defensa local, intensa hasta el extremo, tomó todo el protagonismo. La película era de otro género y el Unicaja tomó el mando, con mucho acierto exterior y menos rotación de jugadores.

El Unicaja entró en el último cuarto con clara ventaja, pero el rival encontró un camino para anotar poniendo el balón en las manos de Inglis cerca de la canasta. Pese a ello, fueron 10 minutos con claro predominio de los errores por parte y parte, en los que el Unicaja volvió a rotar hasta 11 jugadores, sin repetir la brillantez del tercer cuarto, que le dio el triunfo.