El Unicaja no sólo cambia esta semana de continente, sino que también tendrá que adaptarse a un giro cultural radical. El equipo malagueño llegó el ... lunes a Singapur, un país que cuenta con algunas de las normas más peculiares, pero también, en algunos casos, absurdas del mundo. Sea como fuere, las leyes implantadas por el Gobierno han ayudado a mantener una convivencia muy particular en uno de los estados más ricos y seguros del mundo, a pesar de ser también de los más pequeños.
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El turista y el viajero deben tener mucho cuidado con ciertas normas que en España parecen absurdas. Al grupo de aficionados que viajó con el Unicaja se le entregó una documentación con algunas de las leyes que deben vigilar. Los carteles disuasorios se pueden observar en el transporte público y lugares más frecuentados por los foráneos. Una de las más llamativa es la prohibición de la venta de chicles, principalmente por el perjuicio que causan en el mobiliario urbano y el gasto que supone su limpieza. Los turistas pueden llevar una pequeña cantidad, pero no pueden venderlos a los locales. De hecho sólo están autorizados los de carácter medicinal.
Tampoco está permitido fumarse un cigarrillo en plena calle. Singapur es una ciudad sin humo. A pesar de esto, el Gobierno da algo de cuartel a los adictos a la nicotina y se han habilitado pequeñas 'islas' para fumadores en sitios concretos de la ciudad. Como ocurre con los chicles, el incumplimiento de esta norma acarrea fuertes sanciones. Fumar en el lugar equivocado o tirar la colilla al suelo son infracciones graves. La posesión, importación y venta de cigarrillos electrónicos o vaporizadores también están prohibidos en Singapur.
Vamos con una cosa muy malagueña, lo que no quiere decir que esté bien, sino todo lo contrario. En la casa del Unicaja esta semana está prohibido y sancionado cruzar la calle por un lugar que no esté habilitado para ello. Hacerlo o saltarse un semáforo en rojo en un paso para peatones puede acarrear hasta tres meses de cárcel…
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Una de las normas más chocantes es la prohibición de besarse en público, al menos el hacerlo de forma efusiva. Las muestras de cariño entre las parejas deben ser mesuradas, porque lo contrario se considera falta de decoro e implica una multa.
También está prohibido beber y fumar en el metro. Esto es algo que pasan mucho por alto algunos turistas y les cuesta el dinero en forma de multa, pues en la mayoría de países del mundo sí está permitido. Es más, en los vagones hay botones para alertar de conductas impropias. En el metro tampoco se puede llevar durián, que es una fruta originaria de Asia famosa por tener un olor tan fuerte que resulta desagradable. Está prohibida en todos los transportes públicos y en muchos hoteles.
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Hay otras leyes llamativas que implican una sanción, como la prohibición de escupir en la calle (1.000 dólares locales de multa), dar de comer a las palomas o dejarse la tapa del retrete sin bajar la tapa. Aunque algunas de estas normas son chocantes, han ayudado a que Singapur esté considerada como una de las ciudades más limpias del mundo. Por cierto, tampoco se puede usar el wifi del vecino sin su autorización y está considerado como delito. Por último, una ley que aquí en España agradecerían los propietarios de perros: están prohibidos los petardos.
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