Kenny Miller posa para SUR en Nashville, Tenneesse, donde reside actualmente. SUR
«Me sentía un boquerón auténtico»
25 AÑOS DE LA FINAL DE LIGA ENTRE EL UNICAJA Y EL BARCELONA ·
Kenny Miller, el jugador extranjero con más partidos en la historia del club malagueño, recuerda la final de 1995: «Fueron los días más felices de mi vida»
Es uno de los jugadores más importantes del Unicaja, aunque la historia no le ha hecho justicia. El nombre de Kenneth Allen Miller Tolbert (Evergreen Park, Illinois, 1967) puede resultar desconocido, pero si lo reducimos a Kenny Miller todo cambia. Atiende la llamada de SUR en Nashville mientras observa a su hija entrenar a voleibol. «Podría jugar con España porque nació allí», cuenta durante de la entrevista. En Estados Unidos vive ajeno a lo que sucede en España. Sigue la actualidad del Unicaja, pero no evita sorprenderse cuando se entera de que la llamada es para hablar de la final de Liga entre el Unicaja y el Barcelona de la que ahora se cumplen 25 años.
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A Miller se le ablanda el corazón, casi como a todo el que lo vivió en primera persona. Formó junto a Mike Ansley una dupla fantástica de americanos. «Probablemente fueron los días más felices de mi vida y es algo que todavía me emociona. Cómo un pequeño equipo de una ciudad del sur de España tuvo la oportunidad de vencer al Barcelona. Tuvimos una gran oportunidad. Creo que fue uno de los momentos clave de la historia del Unicaja para crecer y convertirse en un gran club y en lo que es hoy en día», afirma.
El pívot estuvo en 2008 en Málaga cuando el club rindió homenaje a sus jugadores históricos y participó en una serie de actos organizados por el Unicaja en el que se trató de reunir a la mayoría del equipo. El estadounidense destaca la alegría de aquel grupo tan joven que no tenía nada que perder y que sólo quería jugar al baloncesto. «No estoy seguro, pero creo recordar que el club como tal tenía pocos años de historia, porque se acababa de producir la unión con el otro equipo de la ciudad. Antes era el Caja de Ronda... Teníamos un gran entrenador como Javier Imbroda y una buena dirección. Teníamos un grupo genial de chicos y sólo teníamos que jugar sin nada que perder porque éramos un equipo pequeño. Todos queríamos ganar. No había egos, ni importaba quién metía más puntos o quién hacía más. Sólo queríamos crecer, jugar y darlo todo. Si ganabas, todo el mundo estaba contento», explica. Después de aquella reunión en Málaga de hace algunos años, Kenny Miller no volvió a tener contacto con sus antiguos compañeros, gente a la que aprecia como Mike Ansley o Babkov y con los que les gustaría recordar aquellos años y charlar de vez en cuando.
Miller jugó en cuatro países distintos con doce equipos diferentes, pero en ningún sitio estuvo tan a gusto como en Málaga, tal y como demuestran sus palabras de agradecimiento a la ciudad y a los aficionados un cuarto de siglo después. «Lo más especial es la gente, la gente que acogió y yo me sentía como un 'auténtico boquerón'. La gente siempre era muy cariñosa conmigo. Incluso cuando hacía un mal partido, ellos me animaban. Esto te hace sentir realmente cómodo. Yo he jugado en muchos lugares diferentes, y en estos sitios los fans sólo te apoyan cuando ganas, pero en Málaga da igual si ganas o pierdes. Te dicen: 'Venga, vamos, adelante'», destaca.
«No había egos, ni importaba quién metía más puntos o quién hacía más. Sólo queríamos crecer, jugar y darlo todo»
Kenny Miller
El estadounidense no recuerda con resentimiento aquella final perdida contra el Barcelona, tampoco los malos arbitrajes que sufrió el equipo, porque precisamente da valor a lo que hizo el Unicaja ante un rival superior en todos los sentidos. «Sí, pudimos ser campeones, pero como dije, éramos un equipo pequeño y no teníamos el presupuesto del Barcelona. Ellos han tenido a jugadores como Pau Gasol, Roberto Dueñas, Epi... Nosotros éramos un grupo con jóvenes como Guillén, Ernesto Serrano y quizá si se hubiera mantenido quién sabe. Pero, ya sabes, en el baloncesto europeo las cosas cambian mucho cada año. Ofrecen más dinero y la gente se va», afirma.
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Sus excelentes números en Málaga
Tardará mucho tiempo el Unicaja en tener un jugador tan productivo como Kenny Miller. Todavía hoy es el extranjero con más partidos en la historia del club (280), el máximo reboteador (2.018), el tercero que más veces fue titular (234), el cuarto máximo anotador (2.891), el que más mates ha hecho en un partido (7) y el que más rebotes defensivos ha capturado en un mismo partido (15). Y a pesar de todo esto, él lo simplifica todo. «No lo sabía, pero los récords están para romperlos», dice un hombre que también levantó la Copa Korac con la camiseta del Unicaja.
No acaba la entrevista sin que Miller destaque a una persona con la que todavía hoy mantiene contacto, el actual director deportivo del club, Manolo Rubia, entonces delegado del equipo. «Echando la vista atrás, Manolo era el alma de aquel equipo. Cuidada de todos en el día a día. Nos mantenía a todos unidos. Tenía su casa e íbamos allí a ver 'cintas' de baloncesto, porque no había Youtube y esas cosas... Esas son las cosas que hacen a un club fuerte porque es importante mantener a todos juntos».
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El ya exjugador tiene una empresa de seguridad que da trabajo a 50 personas y mata el gusanillo del baloncesto enseñando a niños en una escuela local en la que su hija juega al voleibol. «Y poco más, vivir la vida con mi mujer y tratar de mantenerme sano porque vivimos tiempos locos. Cuando pase esto del coronavirus, me gustaría ir a Málaga. Echo de menos Málaga, pasear por la playa y hacer las cosas que hacía entonces», dice con cierta nostalgia.
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