Mario Saint-Supery, rodeado de famiiliares y amigos en su llegada anoche a Málaga en tren tras la conexión Skopje-Madrid en avión. FRANCIS SILVA

Los próximos retos de Saint-Supery, la joya del Unicaja

Mejor jugador sub-16 europeo, el malagueño ahora encara su salto progresivo al primer equipo puliendo varios aspectos físicos y técnicos, amén del escollo de saber digerir el éxito

Lunes, 22 de agosto 2022, 00:11

Como jugador de la Escuela Deportiva de Rincón de la Victoria, sin estar federado, un semidesconocido aún Mario Saint-Supery disputó la final de la Liga de Diputación contra Manilva. Los excajistas Dani Romero y Gabi Ruiz, técnicos entonces del equipo, no pudieron acudir a ... la cita y les relevó el padre del jugador, pero a los cinco minutos le pidieron el DNI de su hijo «porque no se pudieron creer la edad por su altura y juego». La anécdota es sólo una cualquiera en la progresión del elegido el sábado como MVP del Europeo sub-16, el mayor hito en su incipiente carrera, que ya ha dejado otro botón de muestra: convertirse hace poco en el debutante más joven de la historia del Unicaja (con 15 años, 11 meses y dos días) y el quinto más precoz en la Liga ACB. Sin duda, la joya del club.

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Pero, ¿cómo ha sido la evolución de Saint-Supery? ¿Dónde se formó? ¿Es un adolescente normal? La vena baloncestística le viene de padre. Kiko Fernández empezó a los 16, edad a la que Mario ya sienta cátedra. Jugó en el Giner de los Ríos, Ciudad de Melilla y un año en Coín. Una rodilla le retiró a los 26. Era ala-pívot, nada que ver con su único vástago, un 'combo' que con sólo un año ya machacaba el aro en una canasta en miniatura. Empezó algo más en serio a los 4, y pasó por el CB El Palo, Novaschool y vuelta a El Palo, entrenado por Carlos Alonso, donde coincidió con Álvaro Folgueiras antes de recalar en el Unicaja a los 11. Fue entonces el segundo minibasket que accedió a la cantera de Los Guindos como preinfantil (le antecedió Rubén Domínguez, que casualmente también fue MVP de un Europeo sub-16, el último, el de 2019), aunque luego compitiera contra infantiles, en una situación, la de mezclarse con jugadores de más edad, con la que ha tenido que convivir siempre.

Un año de crisis con su club

Entre Saint-Supery y el Unicaja hubo una crisis hace dos veranos, cuando salió un curso de nuevo al Novaschool por una discrepancia de su entorno familiar con la gestión en la cantera. «El Unicaja fichó por primera vez a un jugador de 12 años de más dos metros para el infantil. Ellos pueden seguir la política que quieran, lógicamente, pero en muchos casos son jugadores que vienen con certificados de nacimiento que no parece que concuerden con la edad, pero si el club en ese momento podía certificarla...», se explica el padre del jugador, que llegó a ver «jugadores con barba en esa edad, una barbaridad». El africano al final no se inscribió y Saint-Supery regresó la campaña anterior al júnior de la Liga EBA, pero acabó el curso debutando con los sénior en la Liga y la Champions a las órdenes de Ibon Navarro.

En una campaña difícil, cambiando de torneo y plantilla, Mario pasó por el Adidas Next Generation, una especie de edición júnior de la Euroliga, y fue subcampeón en el Nacional júnior de clubes, en un calco de lo sucedido la semana pasada en Skopje (Macedonia) en el Europeo de selecciones. Ofreció un gran nivel en la semifinal (entonces, ante el Barça), pero llegó muy cansado al partido decisivo. Pese a su exhibición de puntos (31) en la final ante Lituania el sábado, se le vio muy castigado y se quedó en un 2/12 en triples y un 3/7 en tiros libres, por debajo de sus porcentajes.

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Vecino de Torre de Benagalbón, es amigo íntimo de la jugadora de pádel Bea González y amante de la música 'trap'

Los que le conocen saben que sus penetraciones se prodigan cuando compite ante rivales de su generación, pero no tanto en otro tipo de torneos ante jugadores mayores, cuando no puede imponer tanto su físico. Entonces destaca más a nivel defensivo o en el tiro, pero siempre tuvo un don para las finalizaciones en las entradas a canasta. En todo momento trata de aprovechar las ventajas en el juego, y es un excelente asistente, aunque en Macedonia tuviera que hacer la guerra por su cuenta en más de una ocasión en su afán por tirar del equipo. Aunque lo que más resuena es el MVP o los 31 puntos alcanzados ante Eslovenia (en cuartos) y Lituania, en la final, quizás su mejor tramo fue ante Montenegro en el último cuarto del segundo partido de la primera fase, cuando generó todos los puntos de España directa o indirectamente.

Un joven Saint-Supery posa con Alberto Díaz hace unas temporadas. sur

En todo caso, fue tercero en promedio anotador en el Europeo, con 21,9 puntos; tercero en valoración, con 27,6; cuarto en asistencias (con 4,1) y cuarto en recuperaciones (2,9). Casi nada, de ahí que entrara en el quinteto del torneo y se le otorgara el MVP sin haber sido campeón con su equipo.

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Pero no hay autocomplacencia en el entorno familiar y de club de Mario Saint-Supery. Por ejemplo, se apunta a su serie de doce triples en la final, de los que cuatro no llegaron al aro, cuando lo normal es fallar por exceso. Los excelentes números firmados por el 'combo' rinconero no son tan importantes en sí. «No se trata tanto de que destaque, sino de que logre mejorar individualmente», afirman. Ahora, además de la progresión en su formación, toca otro capítulo, digerir el éxito. No desviarse de la senda o distraerse con el mensaje que recibe en las redes sociales u otros entornos. En este sentido, el club y su familia han decidido que no haga declaraciones hasta ser mayor de edad.

Hijo de ingenieros (informático su padre, de topografía su madre, de la que le viene el apellido francés que tanto se parece al Saint-Exupery del autor de 'El Principito'), no tiene hermanos y reside en Torre de Benagalbón, donde es vecino del padre de la jugadora de pádel Bea González, a la que le une una gran amistad. Devoto del 'trap', no se le da mal el NBA 2K de la PlayStation, y combina colores distintos en sus Adidas en la pista, después de recibir dos modelos en su paso por el torneo Next Generation que decidió mezclar más por estética que por superstición. Además, es polifacético. No se le da mal casi ningún deporte que practica, y ya tuvo experiencia con el surf y el fútbol. Con algunos días para descansar, la joya del Unicaja llegó anoche sensiblemente cansado, como reconoció a SUR, presente en la emotiva cita, pero feliz, de forma que se prevé que a final de semana se incorpore a los entrenamientos de pretemporada del Unicaja, con el que será el jugador trece, ya de una forma profesional y estudiando bachiller a distancia. Sin perder de vista los estudios, primordiales para su familia.

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