Relación calidad-precio

Yo diría que es la mejor forma de definir la situación actual en el que se encuentran inmersos los aficionados del Unicaja esta temporada, y aunque habría que hacer algún que otro esfuerzo de memoria para recordar cuando vivimos algo igual o parecido con este equipo, ni les cuento lo complicado que resultaría hacer este ejercicio con el Málaga C. F.. Y esas expectativas, la mayoría de las veces no cumplidas, tienen mucho que ver con la relación calidad-precio que está ofreciendo este proyecto, las victorias y los éxitos cosechados hasta el momento.

Esta relación, por tanto, tiene un doble sentido. El nivel de juego que está ofreciendo el equipo supera las expectativas iniciales que nadie pudiera haber pensado jamás, pero a un precio/presupuesto compensado que, aun siendo importante dentro de la competición, no podemos olvidar se ha visto igualado e incluso superado en otras temporadas del pasado por el club, para bien ganar los títulos cosechados con anterioridad o para no cumplir en otras muchas ocasiones sus más mínimos objetivos, sin justificar por ello el precio sumamente elevado invertido. Lo que hace de esto toda una referencia en la percepción que tenemos a la hora de calibrar la calidad de este equipo y del producto que se nos está ofreciendo esta temporada.

Ganar una Copa del Rey para el Unicaja es un sueño cumplido, pero el cómo lo ha conseguido lo hace aún más especial. El nivel de excelencia alcanzado en algunos momentos de la competición ha sido muy alto, pero lo que es aún mayor es la consistencia mostrada por el equipo durante toda la temporada. Eso es lo que realmente más me llama la atención, lo que mejor, creo, habla del mérito de lo que se está haciendo y lo que hace a sus seguidores mantener intactas sus ilusiones e incluso el crearse nuevas expectativas.

Es difícil recordar en el tiempo este nivel de rentabilidad. Habría que retrotraerse al subcampeonato de Liga de la 94-95, al nivel del juego alcanzado en la temporada que se ganó la Liga -pero en este caso con un presupuesto absolutamente disparado-, o en momentos puntuales. Ahora hablamos de un equipo previsible y fiel en cada partido a sus principios y que no depende en exceso de un jugador en concreto, que no perdona a los rivales de un teórico menor potencial, en cancha propia o ajena, y que compite con cualquiera de igual o mayor potencial conectando tremendamente con su afición, un quebradero de cabeza para sus rivales que ya prefieren con toda seguridad evitarlo en cualquier tipo de cruce, que se ha ganado el respeto de todos en todas las competiciones que participa y que abre un camino de esperanza a la hora de afrontar lo que queda por venir.

Jugar la Final Four de la BCL en Málaga es un nuevo logro del buen momento de la ciudad y del equipo, un éxito de la gestión del club y de las autoridades deportivas que a través de José María Arrabal, Secretario General de Deportes de la Junta de Andalucía, y de su consejero, Arturo Bernal, lo han hecho posible, y que pone más cerca que nunca un nuevo título para el club en una misma temporada, lo que sería un hecho insólito en su historia, de una competición aún inmersa en las luchas intestinas del baloncesto europeo, que esperamos se resuelvan lo antes posible, que tiene un marcado dominio español, que ofrece nuevas oportunidades y que a cualquiera le gustaría ganar, mucho más en tu propia casa y ante tu gente, lo que dobla sin duda su valor.

Y lo que habla también muy bien del personal del club es la propuesta de camiseta que se va a estrenar próximamente con los colores blanquiazules, que con nostalgia nos retrotraen a épocas pasadas y que ya vistió nuestro baloncesto cuando tuvo su sección en el desaparecido y añorado Club Deportivo Málaga. Una muestra de apoyo y un gesto de solidaridad y sensibilidad hacia el club de fútbol de nuestra ciudad en los momentos tan difíciles que atraviesa, una iniciativa que ha sido fenomenalmente acogida por ambas aficiones y por los malagueños en general.