Un regalo increíble

En el arranque de la segunda mitad se mantenía el predominio general de los errores, hasta que Brizuela rompió esa tendencia con dos triples consecutivos. Al margen de aciertos y errores en el tiro, el Unicaja logró ajustar su defensa y a los locales les costaba mucho anotar. Sin embargo, las faltas obligaron al Unicaja a unos cambios de jugadores que lo debilitaron en los dos lados del campo y concedieron muchos tiros libres a los locales que les permitieron entrar en el último cuarto con 8 puntos de ventaja.

En el período definitivo, para lo bueno y para lo malo, el conjunto malagueño, triple tras triples y con Abromaitis de protagonista, volvió a ser el de siempre, lo que no da para mucho, pero sí para dominar a un equipo como el Prometey. Con el Unicaja por delante, el técnico local colocó en cancha a un quinteto con muchos hombres de perímetro y los visitantes fueron incapaces de aprovechar la superioridad que tenían debajo de los aros y en los minutos finales, con clara ventaja, regalaron el partido con errores incomprensibles en ataque y en defensa, por más que los árbitros tampoco estuvieron a la altura.