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De un tiempo a esta parte, a los aficionados malagueños les resulta muy fácil enumerar los jugadores de la provincia que compiten en la Liga ACB. Son un número reducido que confirma el grave problema de producción de talentos que tiene el baloncesto de Málaga, ... pese a ser una de las provincias con más licencias del país.
La pasada temporada fueron dos los malagueños que compitieron en la principal liga nacional. Fueron Alberto Díaz y Rubén Guerrero los únicos tras la retirada de Pepe Pozas y el fichaje de Francis Alonso por el Movistar Estudiantes de la Primera FEB (LEB Oro). Mario Saint-Supéry se coló de vez en cuando entre ellos, pero desde la Navidad compitió en la LEB con el Tizona Burgos.
Guerrero ha firmado un contrato por dos campañas en el Covirán Granada, con el que espera relanzar su carrera, después de una etapa final en el Obradoiro poco positiva para él en términos de protagonismo. Pudo salir en dos ocasiones con destino al Gran Canaria y al Tenerife, pero su club no le dejó. Por su parte, Díaz, con contrato hasta 2028, acabará seguramente su carrera en Málaga, tal y como era su deseo.
Por suerte, ahora se avecina un relevo/impulso generacional. En el momento en el que se confirme que Saint-Supéry recala cedido en un equipo de la ACB, el número se incrementará. El de Rincón de la Victoria, con cuatro años de contrato todavía por delante con el Unicaja, está llamado a hacer una larga carrera a nivel profesional. No conviene perder de vista que Saint-Supéry tiene todavía 17 años, así que podría pulverizar todos los registros de un jugador malagueño en la élite si tiene suerte y las lesiones le respetan. Si no hay acuerdo para su cesión, estará en el Unicaja.
El cuarto en discordia es quizá el más desconocido para los aficionados. Se trata de Jakub Urbaniak, de madre polaca y padre africano, llegó a Málaga cuando tenía tres años y compatibilizó sus estudios en el Colegio de La Goleta con su formación como jugador en la cantera del Unicaja. Una vez que cumplió su etapa júnior emprendió su aventura hacia el profesionalismo. Primero en una academia en la República Checa, luego en el Sopot polaco y desde hace tres años, en el Dreamland Gran Canaria. La pasada temporada brilló en la LEB Plata, fue convocado en algún partido con el equipo ACB y esta campaña formará parte de la primera plantilla canaria. Urbaniak es un ala-pívot de 2,05 y excelentes cualidades físicas y técnicas.
Saliendo de estos cuatro jugadores hay un desierto, incluso en lo que a canteranos del Unicaja se refiere, pues no hay ninguno en clubes de la ACB, salvo dos veteranos ya como Augusto Lima y Álex Abrines, que enfilan la recta final de sus carreras.
En el Unicaja, que un canterano se estabilice en el primer equipo es complicado por el nivel de exigencia, pero desde abajo no hay muchas alternativas quitando a Saint-Supéry ahora. El momento de mayor producción de jugadores formados en Los Guindos fue en la etapa del fantástico Clínicas Rincón, incluso con algunos acabando en la NBA (Sabonis, Faverani y Kuzmic) y muchos asentados en la élite nacional y europea, como Rai López, Pepe Pozas, Dejan Todorovic, Paulao Prestes, Soluade, el propio Alberto Díaz o Alfonso Sánchez, por poner algunos ejemplos. Ahora la posibilidad de que el club malagueño tenga un equipo en la Primera o Segunda FEB, se antoja casi imposible por distintos motivos. Para complicar más las cosas, el tirón del baloncesto universitario estadounidense genera ya una competencia difícil de afrontar. Allí hay varios malagueños, pero esa transición USA-ACB no es fácil. Quizá el problema sea de la propia estructura de formación del baloncesto nacional, algo que depende de la Federación Española.
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