Primer día del nuevo y remozado Unicaja y la impresión inicial del grupo que tendrá a sus órdenes Luis Casimiro en su segunda campaña en Málaga salta a la vista. El conjunto malagueño ha ganado músculo, algo que fue uno de sus déficits la pasada temporada.
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No se sabe si por convicción, por las propias visicitudes internas del club o por las exigencias del mercado, el Unicaja ha acabado configurando un equipo que poco tiene que ver con el de la campaña anterior. Ayer en el Hospital Quirón Salud se dieron cita nueve de los 13 profesionales, catorce contando al canterano Ismael Tamba, que conformarán la plantilla de esta temporada. Estuvieron Josh Adams, Alberto Díaz, Aleksa Avramovic, Morgan Stilma, Carlos Suárez, Rubén Guerrero, Fran Elegar, Deon Thompson y Volodymir Gerun, y faltaron los cuatro internacionales que terminarán de configurar la plantilla a medida que finalicen su periplo con sus selecciones en el Mundial (Jaime Fernández, Adam Waczynski, Melvin Ejim y Dragan Milosavljevic).
Sobre el papel, y a la espera de cómo evolucione la temporada y según los resultados, el Unicaja ha ganado músculo en todas las líneas. Empezando por el puesto de base, Josh Adams parece un jugador más contundente que su compatriota Brian Roberts. El estadounidense es un jugador con potencia física y es habitual incluso verlo machacar la canasta con facilidad si le dan la oportunidad, algo poco habitual en un director de juego. Habrá que ver cómo responde en defensa, uno de los déficits de Roberts la pasada campaña.
Alberto Díaz se refería ayer así a la llegada de un jugador que tendrá en Málaga una oportunidad para reivindicarse después de un año en la Liga China. «Físicamente somos un equipo muy fuerte. Parece que se ha aumentado el nivel físico y esperamos que esto nos ayude a lo largo de la temporada. Adams es un jugador físico, polivamente y de gran generación de juego. Tratará de ayudarlo a que se adapte lo más rápido posible; si él tiene éxito, será beneficioso para todos nosotros», dijo.
En la línea exterior, las llegadas de Avramovic y Ejim compensan perfectamente las salidas de Salin y Díez. Es cierto que son perfiles distintos y quizá sin la amenaza exterior de los ahora jugadores del Tenerife, pero el serbio es un escolta muy incisivo y con carácter, mientras que el canadiense ya ha demostrado con su selección que tiene buena mano y, al igual que Díez, puede jugar de 'cuatro'. La lesión de Milosalvjevic supone un grave revés en estas posiciones y está por ver cómo se cubre su baja.
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El gran cambio ha llegado en las posiciones interiores, donde hubo además un cambio de dirección sobre los planes iniciales. El cuarteto Suárez-Thompson-Gerun-Guerrero parecía demasiado corto como batería de pívots, y en lugar de incorporar a un ala-pívot se optó por un hombre más físico y experimentado como Fran Elegar con capacidad para jugar por encima del aro, desplazando así a Thompson al puesto de 'cuatro'. El capitán, Carlos Suárez, reconoció que ve ahora un grupo más consistente: «El equipo es distinto. El año pasado teníamos un poco más de talento, pero físicamente somos más potentes, algo que el año pasado echamos de menos. Ya veremos si ese cambio es para bien».
La clave es si esta remodelación del Unicaja afecta a aspectos claves del juego como la defensa y el rebote, que fueron los grandes lastres del equipo durante buena parte de la campaña pasada, aunque son cuestiones en las que la actitud y la mentalidad tienen también mucho que ver.
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Y como apuntaba Suárez, el equipo pierde talento, quizá también amenaza exterior, de ahí que se pueda aventurar un estilo distinto de juego, con menos protagonismo del triple. Sin embargo, Luis Casimiro es un firme defensor de esta tendencia del baloncesto actual en el que cada vez se tira más de tres que de dos, como ya se apreció la pasada temporada. Ahora las herramientas son distintas y está por ver si la contundencia física que se le presupone al nuevo grupo incide directamente en cómo acabará jugando este nuevo Unicaja.
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