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No hay un solo camino ni fórmulas mágicas. Muchos lo han intentado antes y sólo algunos lo han conseguido. Muchos tenían sobradas cualidades técnicas y físicas para lograrlo, pero no resultaron suficientes, y otros no tantas, pero alcanzaron la élite. Se necesita perseverancia, determinación y ... actitud, tener el entorno adecuado, que se den las circunstancias propicias (buenos entrenadores, los medios imprescindibles, algo de suerte...) y ofrecer talento, mucho talento, pero el del bueno, ese que es capaz de hacer valer la altura, las condiciones atléticas, las habilidades técnicas, con un equilibrio mental indispensable para poder mantener una alta capacidad de adaptación a todo lo bueno y lo malo que te pueda pasar, saber gestionar la frustración, desarrollar la confianza en uno mismo a la vez que la humildad y tener constancia, mucha constancia.
Hoy conocemos la noticia de que se acaba de retirar Pepe Pozas, con apenas 31 años. Él ama mucho este juego, por lo que no le ha debido resultar nada fácil tomar esta decisión. Las lesiones le han castigado en demasía, pero él es una persona feliz con su suerte. Ha conseguido ser jugador profesional de baloncesto, ganarse el respeto de entrenadores y compañeros en un mundo difícil, el cariño de la afición que lo ha disfrutado y realizar grandes gestas en la cancha. Lo tenía claro desde muy pequeño, siempre con un balón en las manos en casa o en el colegio, prefiriendo la canasta grande cuando apenas levantaba un palmo del suelo y sintiéndose ya, desde entonces, jugador de la Liga ACB. Superó los reveses deportivos, las confianzas excesivas y las desconfianzas, afrontó este gran reto con la naturalidad propia de quien sabía que había nacido para esto, contando a su lado, incondicionalmente, con la complicidad de sus padres y hermana, en todo momento.
Él es un gran ejemplo para aquellos que quieran conseguirlo, para quienes quieran aprovechar las oportunidades que les ofrezca la vida y el deporte. No basta con ser bueno o, ni tan siquiera, buenísimo. Hay que entender que el camino para desarrollar el talento requiere esfuerzo y compromiso. Por eso es necesario comprender que, precisamente para protegerlo y poder cuidar mejor de su crecimiento, se debe crear alrededor del talento un ambiente de trabajo y máxima exigencia que mantenga a raya el enemigo silencioso de la autocomplacencia y la autojustificación, para que no se desvíe nunca de la búsqueda de la excelencia, lo que le permitirá afrontar tan enorme desafío con las mayores garantías de éxito y para no acabar lamentablemente, como tantos otros, como un juguete roto más en el desván del olvido del baloncesto malagueño o español.
Con mucha mas razón para que desde estas líneas felicitemos a Pepe Pozas por su brillante carrera y desearle mucha suerte en esta nueva etapa que ahora comienza. Seguro que sabrá vivirla con la misma pasión que siempre puso en la cancha.
En Twitter: @pedroadramirez
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