Seriedad y solvencia

Pero el Unicaja sabía que para a llevarse la victoria tenía que parar esta sangría anotadora por lo que salió salió mucho más enchufado atrás y dispuesto a dominar de una vez por todas el rebote en su propio aro, lo que le permitió armar mejor su juego de ataque y que empezaran a aparecer con acierto sus tiradores.

Así el equipo malagueño, a partir de estas premisas y con una gran balance defensivo, obligaba al Manresa a jugar posesiones más largas que terminaban casi siempre con magníficas defensas de uno contra uno de los hombres de Ibon Navarro y con tiros punteados de bajos porcentajes, dejando a su rival en el segundo cuarto en tan solo ocho puntos anotados y empezando a dominar el juego y el marcador.

En el tercer cuarto el Unicaja seguía haciendo un trabajo serio y de gran consistencia defensiva para ir ampliando poco a poco el marcador, liderado por Alberto Díaz desde la defensa y alternando con Carter en el puesto de base y en la dirección del equipo, desde donde no solo era era capaz de anotar, si lo también de crear ventajas y asistir a sus compañeros, encontrando la inspiración de un Kalinoski (que sigue en un gran momento) y para convirtiese en el mejor del partido. La brecha seguía creciendo y el Manresa, negado en el tiro y sin poder realizar el juego alegre que le ha caracterizado toda la temporada, transmitía ya signos claros de impotencia. más por mérito de los de Ibon Navarro y que por deméritos propios. que dejaba a la finalización del tercer cuarto el partido prácticamente sentenciado y sin margen de sorpresa, como así fue.