Desde que el Unicaja Baloncesto abriera las puertas y la mente a la creación de la sección de basket femenino las cosas se entienden mejor, prescindir de ellas era un lujo que no se podía permitir un club que lleva impreso en su camiseta el ... nombre del patrocinador más leal y longevo del baloncesto europeo, Unicaja Banco, y en su propia identidad y razón de ser el mecenazgo de una de las grandes marcas malagueñas, la Fundación Unicaja.

Publicidad

Miles de niñas en nuestra provincia a través de sus clubes practican y aman el baloncesto desde muy pequeñas y ven, como poco a poco, crecen sus referentes femeninos cercanos, tan necesarios como imprescindibles para que lo sigan haciendo con la ilusión de no abandonarlo nunca o hasta que el cuerpo aguante.

Se han reeditado en los últimos tiempos rivalidades deportivas que resultan esenciales para que se produzca ese crecimiento y a la hora de sacar cada cual lo mejor de sí mismo, una buena muestra de ello es la presencia de dos equipos malagueños en la liga Challenge que pugnarán esta temporada por ser el primero en llevar a Málaga, por fin, a ocupar esa ansiada plaza en la Liga Endesa, el CB Estepona, que ya lo rozó la temporada pasada en su admirable y decidida apuesta por el baloncesto femenino, y Fundación Unicaja.

En los últimos años el Unicaja viene revitalizando el vínculo con su afición, con la ciudad y con su comunidad deportiva, gracias principalmente a los buenos resultados cosechados y a abrirse también a nuevas iniciativas. Entre muchas de ellas me gustaría hoy destacar el apoyo e impulso recibido para la recién creada Asociación de Veteranas y Veteranos del club (Unicaja Master), y en el fomento que viene realizando desde hace dos temporadas de la participación de exjugadores y extécnicos del club en torneos internacionales, lo que no solo ha proporcionado una plataforma para que estos continúen viviendo su pasión por el baloncesto, sino que también viene a reforzar un sentimiento de pertenencia y una recuperación de afectos de una parte importante de su capital humano que, en muchos casos, andaban bastante oxidados e incluso perdidos, volver a enfundarse la camiseta verde y morada reaviva el entusiasmo y renueva el compromiso con la entidad.

Publicidad

UNICAJA

Y este verano el club volvió a participar en el Campeonato Europeo organizado por la Federación Internacional de Maxibasketball (FIMBA) en esta ocasión en Pésaro, y donde por primera vez lo hizo con un equipo de mujeres. Su incorporación, junto a los equipos masculinos +60, +55, +50, ha resultado un éxito rotundo, no sólo por los resultados deportivos y la alta representación del club, sino por la actitud y seriedad con la que las chicas quisieron afrontar esta nueva aventura deportiva, un bonito reencuentro de antiguas rivales y compañeras que fueron magníficas jugadoras y que lo siguen siendo, vividos con una ilusión, que les puedo asegurar, resultaba muy contagiosa.

Unicaja

La participación de este grupo de mujeres, Unicaja Máster F+50, destacó no solo por su talento y competitividad, sino también por la forma en que prepararon, disfrutaron y supieron valorar lo que ellas se tomaron como un gran reto, la oportunidad de representar de nuevo a su club y seguir sintiéndose jugadoras. Un reflejo de la dedicación y el espíritu de equipo que siempre les ha caracterizados a todas y cada una de ellas en sus magníficas trayectorias deportivas.

Publicidad

Su presencia en Pésaro subrayó el compromiso de Unicaja en el desarrollo del baloncesto femenino y, una vez más, la importancia de la igualdad de oportunidades en el deporte. Y como nos canta Izal: «la mujer de verde se ha vuelto a poner el traje…», pero con estilo propio.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad