La guerra entre el Panathinaikos y la Euroliga vivió este jueves un episodio más, puede que el penúltimo. El conjunto griego solicitó por medio de una carta desprenderse de sus licencia fija y de los derechos que tiene en la competición. Esto sucede sólo unos días después de que su propietario, el excéntrico Dimitris Giannakopoulosprotagonizase una incendiaria rueda de prensa en la que atacó con dureza a la Euroliga y a su presidente, Jordi Bertomeu.
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Mediante una carta dirigida a la Asociación de Clubes Europeos (ECA) y a la dirección de la competición europea, el presidente de la entidad, Manos Papadopulos, afirmó que la presencia en la Euroliga del Panathinaikos «ha probado no ser beneficiosa de ningún modo para el club, además de no haber un incremento significativo en los ingresos procedentes de la competición». El club ateniense, uno de los miembros históricos de la Euroliga, la ha ganado seis veces en su historia, en 1996, 2000, 2002, 2007, 2009 y, por última vez, en 2011.
Giannakopoulos dijo que su familia ha invertido unos 380 millones de euros desde que está vinculada al club y que no estaba dispuesto a seguir con ello. En la rueda de prensa que ofreció esta semana también anunció que su decisión de vender el club por 25 millones. Se da la circunstancia que el Panathinaikos firmó un contrato con la Euroliga en 2016 por el cual tendrá que pagar una compensación de 10 millones si deja el torneo. Sin embargo, los estatutos de la Euroliga contempla la cesión de los derechos, al tiempo que debe ser la Asamblea General y el resto de clubes los que autoricen esa operación. La idea del magnate griego es que su equipo dispute la Champions de la FIBA, competición que ha rechazado jugar el Unicaja.
El Partizán de Belgrado, el Virtus Bolonia y clubes rusos como el Zenit o el Unics tienen capacidad económica para asumir el coste de la operación, incluso el Valencia en España. La limitación por países se eliminó el año pasado, pero parace poco probable que la Euroliga dé una plaza fija más a España. El conjunto naranja cuenta con un presupuesto de unos 20 millones de euros, el doble que el malagueño. En el caso del Unicaja, a día de hoy y en plena crisis por el coronavirus, no parece en disposición de dar el salto a una competición que le exigiría un desembolso muy importante para, entre otras cosas, no sufrir deportivamente tanto en la Euroliga como en la Liga ACB. El presidente del Partizán, Ostoja Mijailovic, ya ha dicho que su club está preparado.
En su rueda de prensa de despedida, Giannakopulos calificó a la Euroliga de «abominación» y, aunque recalcó que él no tomaría la decisión de en qué competición europea jugaría el club debido a la venta, sí se mostró favorable a que el Panathinaikos formase parte del proyecto de la FIBA, con la 'Basketball Champions League' como máxima competición continental. Este miércoles, como represalia ante la venta del club y su marcha, un sector compuesto por un centenar de ultras del Panathinaikos atacó la casa de Giannakopulos con armas blancas y petardos, según hizo saber el propio afectado a través de su cuenta en la red social Instagram.
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