Del milagro palentino al esplendor malagueño: dos extremos en la ACB

El romanticismo ha regresado a la ACB con el ascenso el pasado 18 de junio de este Zunder Palencia, que representa a una población de apenas 75.000 habitantes, la más pequeña entre los 18 clubes de la Liga Endesa, aunque muy cercana a Manresa –si bien en esta localidad catalana el baloncesto está arraigado desde hace décadas y no es comparable, y Andorra, que también se ha asentado diez campañas en la élite, tras un efímero paso por la LEB oro (2022-23).

Con apenas 5.000 asientos (que representan casi el 7% de la población palentina), el Pabellón Municipal se llena en cada partido, a pesar de que la primera vuelta del equipo ha sido muy mala en resultados. Hubo largas colas en las horas previas cuando se empezaron a vender abonos cara a esta campaña, porque las renovaciones apenas dejaron huecos para los nuevos carnés. Sólo salieron a la venta 500, y cada uno de los dos triunfos este curso (74-59 al Río Breogán y el 78-72 del sábado al Bilbao Basket) se han celebrado como un título, a modo de gesta.

El Zunder, no cabe duda, es el orgullo palentino. El club se quedó sin subir en 2016 por las elevadas exigencias económicas que imponía entonces la ACB y que se han suavizado desde 2017. El equipo lo logró en la última Final Four tras superar al Valladolid por 90-60 en semifinales y al San Pablo Burgos por 95-83 en la final, y desde entonces la preocupación de la entidad fue lograr la liquidez para estar en la ACB.

Ahora solamente hay que abonar 640.000 euros en concepto de 'valor de participación', nada que ver con los 4,7 millones que se requerían entre canon y Fondo de Regulación de Ascensos y Descensos, e incluso este primer montante citado se puede abonar durante cuatro temporadas y con derecho a la devolución en caso de descenso. Eso sí, se requiere un presupuesto mínimo de 2,5 millones de euros (del que se puede descontar 700.000 que reparte la propia ACB) y solvencia en las cuentas.

A 3 millones de presupuesto ha llegado al final el Zunder Palencia, frente a los 14 millones en los que se mueve ahora el Unicaja. Las ayudas institucionales han sido clave. La Junta de Castilla y León aporta 125.000 euros (55.000 más que en la LEB Oro), y la Diputación y el Ayuntamiento de Palencia, 450.000 euros cada uno.

Las cifras, muy poco por encima del millón, distan de las del Unicaja, con casi 2,5 millones sólo en apoyos de organismos. El club malagueño percibe esta temporada 600.000 euros del Ayuntamiento de Málaga, 556.000 de la Diputación y cerca de medio millón de euros de la Junta de Andalucía. A eso se suman 240.000 euros del Ayuntamiento de Benahavís y 210.000 del de Mijas. Y Unicaja Banco es el patrocinador principal e invierte mucho más que Zunder, una empresa palentina y uno de los operadores de puntos de recarga para coches eléctricos que más ha crecido en España en los últimos tiempos.

Y en lo deportivo la brecha es aún mayor. El Unicaja lleva doce victorias seguidas, y el Zunder Palencia cerró el sábado una sangría de nueve derrotas consecutivas. No ha ganado fuera, y su pobre 2-14 de balance (pese a jugar alguna prórroga y perder, por ejemplo, de uno ante el Barça) lo sitúa ahora a dos triunfos del penúltimo, el Río Breogán, y a tres del antepenúltimo, el MoraBanc Andorra, que determina la frontera de la permanencia a una jornada del ecuador liguero.