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José María Martín Urbano y Paco Moreno junto a Alfonso Queipo de Llano fueron los grandes promotores de que el Caja de Ronda tuviera una sede para su cantera. La joya de aquella gran apuesta personal y deportiva fue el pabellón de Los Guindos, que este miércoles tomó el nombre del primero en un acto muy emotivo que congregó a las fuerzas vivas del baloncesto malagueño. Martín Urbano, gran promotor del baloncesto de formación de cantera, de la apuesta por los jóvenes y que dirigió a varias generaciones de jugadores fue una figura esencial para que el Unicaja tuviese una identidad propia con gente formada en su base. Cinco meses después de su fallecimiento la factoría de la cantera cajista luce su nombre para que cada día los cientos de jugadores y jugadoras que la utilizan sepan quién fue esta persona fundamental para el club y para el baloncesto de la provincia. Fue un acto emotivo, que el Unicaja quiso arropar con la presencia de sus equipos de cantera, como no podía ser de otra forma. Amigos, familiares, representantes institucionales, de clubes de la ciudad y parte de la primera plantilla cajista se congregaron en una de las puertas del pabellón.
Allí, el presidente de la Fundación Unicaja, José Manuel Domínguez, recordó su amistad con Martín Urbano y desgranó algunas de las cualidades de este que lo convirtieron, según dijo, en un personaje mítico. «Este es uno de los actos más emotivos de la historia del Club Baloncesto Málaga, al menos para mí lo es. Venimos a reconocer lo que es José María para este club, no con un acto efímero, sino asociando su nombre a lo que es uno de los activos más valiosos y simbólicos como son estas pistas de Los Guindos. Creemos que es de justicia hacerlo por lo que fue su aportación al club, especialmente en su fase inicial y de consolidación, y en la consolidación de unos valores que forman parte de la esencia del Unicaja. José María aportó su gran conocimiento técnico del baloncesto, algo que fue crucial para la formación de jugadores. Fue el gran instructor y modernizador del baloncesto malagueño. Su aportación es doblemente destacable tanto en lo referente al equipo profesional, como el fomento del deporte base. Impulsado por una enorme pasión del baloncesto inculcó los valores de esfuerzo, compromiso e identidad que conforman nuestra filosofía. Se ganó el respeto y el cariño de todos en diferentes facetas de su vida. Fue un personaje mítico del personaje malagueño. Dedicamos este pabellón que está en el corazón de la factoría de Los Guindos para que su huella no se pierda y sirva de aliento y estímulo para los jóvenes».
El alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre, y el presidente de la Diputación, Francisco Salado, resaltaron que con este acto se hace justicia a una figura fundamental para el deporte de la ciudad. «Fue un golpetazo cuando su vida terminó de forma rápida durante aquel partido contra el Dijon», recordó el primer edil. Su amigo Rafa Pozo agradeció la presencia allí de tantos amigos de Jose María de ámbitos muy distintos de la estructura social de la ciudad. «Tuvimos la suerte de disfrutar de su alegría y de su pasión. Se preocupaba de que los jóvenes disfrutasen del deporte, pero se ocupasen de los estudios. Su figura fue fundamental para todos nosotros. Todavía recuerdo cuando vinimos a ver el pabellón con él en 1986».
Los momentos más emotivos llegaron con las palabras del presidente del Unicaja, Antonio López Nieto, y de la mujer de Martín Urbano, Maribel Galindo, que compartieron aquellos momentos tan dramáticos el 19 de octubre cuando el colaborador de SUR sufrió el infarto que acabó con su vida en el Martín Carpena. «Se nos fue como quería, pero con muchas temporadas de antelación. Entrenó a su equipo de veteranos, fue a ver las procesiones a Vélez, comió con sus amigos y murió en el Carpena. Él lo habría firmado algunas temporadas más tarde. Tuve que vivir con Maribel unos momentos muy duros aquella noche contra el Dijon cuando los médicos no pudieron reanirmarlo. Estoy seguro que él desde allí arriba, junto a Alfonso Queipo de Llano y Javier Imbroda nos han ayudado a la temporada que está haciendo el equipo y al título de la Copa del Rey», dijo el presidente cajista.
Maribel Galindo, como aquella noche que recordó López Nieto, mantuvo la entereza en un momento de gran emoción y pronunció unas palabras llenas de cariño. «En los planes de mi vida no aparecía esta situación en la que me encuentro. Es gratificante que reciba esta recompensa. Fueron muchos encuentros y desencuentros hasta que este pabellón pudo hacerse realidad. Disfrutaba y se entregaba en lo que hacía. Tenía la habilidad de llenar mucho espacio en el lugar que estuviera, ya fuese con su familia, como maestro, en una tertulia, con sus amigos o viendo la Semana Santa con quien fuese capaz de seguirlo... Me hacía la vida fácil. Era feliz entrenando a jóvenes porque estaba convencido de los valores que el baloncesto les aportaba para su formación. Sé que estaría feliz de ver que el Unicaja ha recuperado su esencia y muchos valores olvidados y feliz al ver al equipo ganando la Copa y feliz de ver al Carpena entregado con su equipo».
El acto se cerró con la disputa del primer partido oficial en el rebautizado pabellón José María Martín Carpena. Fue un encuentro con el equipo de más de 65 años del Unicaja, el último que él entrenó, y de los veteranos del Rincón de la Victoria. Una vez finalizado, fue el turno del Unicaja +35, vigente campeón de Europa FIMBA de su categoría, que disputó un choque contra el Basket 4 Life.
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