Tal como habían quedado las cosas tras la derrota del Unicaja en Málaga frente al Morabanc Andorra, llegar a la última jornada con la seguridad de quedarte con el octavo puesto caso de ganar nos parece casi un milagro. Ahora, después de un año ... en el que el equipo ha perdido con cualquiera, imponerse a un Real Madrid que ha ganado en todos sus desplazamientos en la presente campaña es repetir el prodigio. Por todo ello, no parece lo más probable para el partido de esta tarde una victoria local, aunque también es cierto que este decisivo encuentro tiene otras connotaciones específicas que aumentan considerablemente las posibilidades de una victoria malagueña,
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El conjunto madridista ya es primero, pase lo que pase. Al Unicaja, por su parte, el triunfo le permitiría cambiar de manera decisiva el resultado final de una campaña que de terminar esta tarde con derrota sería considerada como fracaso histórico, con el correspondiente menoscabo para el prestigio de los profesionales que han integrado el equipo de este año. Al margen de la lógica o justicia que esto pueda implicar, todos sabemos que en el deporte lo que cuentan son los resultados finales. Pocas veces se presentan en la vida oportunidades como la que hoy se han encontrado los jugadores del Unicaja, que deben salir el a la cancha con el cuchillo entre los dientes y obligar a sus rivales a un esfuerzo para el que quizás no vienen preparados. Dado que en este deporte, la entrega y el esfuerzo se traducen siempre en eficacia defensiva, el conjunto malagueño debería acabar hoy con esa debilidad atrás que es la razón esencial de su pésima temporada.
Con toda seguridad, más allá de los ajustes técnicos que se programan en el plan de cada partido, el cuadro malagueño no podrá aparecer esta tarde sobre la cancha con grandes transformaciones tácticas ni de su estilo de juego, sino que el cambio que necesita el equipo para la victoria deberá afectar a su actitud que debe ser capaz de convertir el encuentro en una guerra sin cuartel. Otra cosa no sería de recibo.
En el plano técnico, lo más importante será impedir que su rival mande en el ritmo del partido. Rebotes, pérdidas y buen balance defensivo serán fundamentales para evitar que los blancos impongan su tradicional contragolpe. En el plano ofensivo, el secreto de la anotación del Unicaja estará, como siempre, en la capacidad de su perímetro para acertar desde la línea de tres puntos y para ello resultarán esenciales la paciencia y el juego sin balón.
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Como referencia tenemos el partido que ambos equipos disputaron el pasado 13 de diciembre, con corta victoria madridista, pero en el que el equipo malagueño, con más rebotes ofensivos y menos pérdidas, dominó el juego durante muchos minutos con una enorme exhibición de Francis Alonso. Como dato interesante señalar que Deck, Thompkins y Tavares, con la mitad de los puntos de su equipo fueron los artífices del éxito madridista y que ninguno de los tres estará esta tarde sobre la pista del Carpena.
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