El Unicaja sigue con vida en la Eurocup

Y si el cuadro malagueño sigue con vida es por culpa de Alberto Díaz. En un partido a vida o muerte en el que hacía falta carácter, el malagueño fue el líder, el guía, el alma de un equipo que en demasiadas ocasiones durante esta campaña acusó falta de espíritu. El base salió a mitad del segundo cuarto Lafayette volvió a salir titular y el experimento no funcionó, de nuevo y cambió el rumbo del partido. Levantó al público con sus acciones y también a sus compañeros. Con él empezaron a creer en la victoria.

Ayer el Palacio pudo disfrutar de su equipo. El público estuvo a la altura, casi llenó el pabellón (unos 8.500 espectadores, cuando en los partidos de Eurocup la media era de unos 6.000 espectadores) y apretó hasta el último momento. Los aficionados se fueron contentos a casa aunque el Unicaja está aún lejos de cumplir su objetivo de eliminar al Bayern. En el Palacio solo hizo lo que tenía que hacer, que es apoyarse en su campo para igualar la eliminatoria. Y en Alemania va a ser muy, muy difícil eliminar al Bayern en el partido definitivo del miércoles. Habrá encerrona y los árbitros no estarán como ayer. Pero al menos el equipo ahora sabe que es capaz de hacerlo.

El Unicaja salió fuerte, con intención de ponerse al mando del partido desde el principio (7-2). Brooks lideraba la anotación del cuadro malagueño, que se encontraba con un Nedovic demasiado ansioso, con dos pérdidas y dos faltas en los primeros minutos. Pronto el Bayern fue metiéndose en el partido, de nuevo con un plan de juego muy claro: defensa dura, al límite de la falta, dominio del rebote y contraataque. El Bayern jugaba fácil, corriendo mucho y sin dejar que la defensa malagueña se armara. Así ganaron el primer parcial (17-18).

En el inicio del segundo cuarto el partido empezó a ponerse feo para los locales. El equipo malagueño estaba desacertado en ataque, ante el poderío defensivo del Bayern. Plaza ya había sentado a Lafayette, pero Fogg tampoco manejaba el ritmo del partido. A falta de seis minutos para el descanso, el técnico introdujo a Alberto Díaz y puso a Fogg de escolta. El Bayern se puso cinco arriba, la máxima visitante hasta entonces, pero en cuanto el malagueño empezó a entrar en juego, el partido cambió. Forzó dos pérdidas e insufló garra a sus compañeros. El Bayern anotó solo tres puntos en la segunda mitad del cuarto y del 24-28 se pasó a un favorable 41-31.

Tras el descanso trató el Unicaja de apoyarse en Nedovic, su mejor jugador, y el serbio tuvo varias acciones positivas, pero pronto hizo dos faltas más y se tuvo que ir al banquillo. El conjunto malagueño se mantenía en una renta de diez puntos y dos triples de Waczynski y Brooks ampliaron la ventaja a 15 (57-42). El partido parecía controlado, pero quedaba mucho. Se marchó Díaz y de nuevo el equipo bajó su intensidad. Los alemanes se acercaron a seis puntos, pero los triples de Smith sirvieron para que el Unicaja entrara en el último cuarto con una cómoda ventaja (69-56).

En el último parcial, apoyado por su público, el Unicaja aguantó las acometidas del rival. Por si acaso, Díaz anotó dos triples en momentos importantes. Ganó por 82-67 y habrá tercer partido en el Audi Dome. Aún hay vida.