Los jugadores del Unicaja atienden las indicaciones de Joan Plaza antes de un entrenamiento.

El Unicaja, ante la prueba del algodón

Mide su mejoría de juego frente al equipo ante el que tocó fondo y lo ridiculizó en la primera vuelta

Juan Calderón

Domingo, 1 de mayo 2016, 07:10

Para saber de lo que es capaz el Unicaja de aquí al final de la temporada no hay mejor partido que el que esta tarde va a disputar frente al Herbalife Gran Canaria. Es un rival complejo, que juega un buen baloncesto, que pelea y que en la primera vuelta lo ridiculizó al ganarle por 33 puntos.

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El día de la lotería de Navidad, en Las Palmas, el proyecto del club malagueño pegó un crujido que se escuchó hasta en Málaga. Todas las dudas que había sobre un equipo mal construido desde el comienzo de la temporada se confirmaron en ese encuentro. El Unicaja tocó fondo y fue ridiculizado en el peor partido de la era Plaza en el banquillo malagueño. El técnico ajustó cuentas con sus jugadores en el vestuario por la bajada de brazos en una charla que duró casi una hora, y en la que invitó a dejar el equipo al que no estuviese comprometido.

Por suerte, cinco meses después, el Unicaja es otro. Ha sido necesaria una reestructuración de la plantilla y el paso adelante de algunos jugadores para que el equipo recupere algunas señas de identidad. Sin embargo, la situación en la tabla tampoco es brillante.

Aunque ha ganado seis de los últimos siete partidos, el Unicaja todavía no tiene asegurada la sexta plaza, por lo que es clave amarrar todos los partidos que jugará como local en un Tourmalet particular que empieza hoy ante el Gran Canaria y al que le seguirán el Real Madrid y el Valencia. Si el equipo local ha mejorado, el Gran Canaria se puede decir que está igual; es decir, es tan competitivo. El conjunto que dirige Aíto García Reneses es, sin duda, uno de los protagonistas de la temporada. Jugó la final de la Copa del Rey y se quedó a tres puntos de disputar la final de la Eurocup. Hoy llega a Málaga buscando un triunfo que lo acerque al cuarto puesto, para así ser cabeza de serie en la fase por el título. Se trata de un equipo muy compensado y con una rotación equilibrada en la que son claves dos jugadores. El estadounidense Pangos, excompañero de Domas Sabonis en la Universidad Gonzaga, gran anotador, se entiende perfectamente con el esloveno Omic, un pivot duro, pero con recursos y gran capacidad para el rebote. Ese equilibrio del equipo se ejemplica con las aportaciones de jugadores intensos y que conocen el juego como Newley, Seeley, Báez, Savané y el incombustible Albert Oliver, al que el Unicaja se le da especialmente bien.

Si el equipo malagueño supera la dura prueba de hoy, entonces sí se podrá decir que su recuperación es un hecho; mientras, no.

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